A Afonso Teixeira da Mota ustedes no lo conocerán. Precisamente porque es un abogado portugués y poco más. Nunca ha estado involucrado en política y la contundencia de sus respuestas da muestra de ello. Sin embargo, hace unos años comprendió que un cambio era necesario en Portugal. De su ímpetu nació SalL, una asociación conservadora que pretende “dar sabor, conservar lo bueno y batallar contra las nuevas ideas del marxismo cultural, que impregna toda la sociedad”. El entonces fundador y hoy presidente de SalL responde a las preguntas con franqueza y, pese al panorama desolador que retrata, sentencia que “sigue habiendo esperanza”.
Empecemos a bocajarro. La derecha española tiende a criticar el socialismo patrio mientras mitifica a la izquierda portuguesa. ¿Existe acaso un buen socialismo?
Hay una cierta inocencia en las derechas en su visión sobre la izquierda. El buenismo de la izquierda es una potente arma de marketing que ha logrado que la derecha tenga mucho miedo al efecto electoral en su batalla contra la izquierda. La derecha parece estar obsesionada con lo que la izquierda piensa de ella: y tiene además un complejo bastante visible con lo que piensa su electorado. Esto pasa en España pero también en Portugal. Las izquierdas no hacen nada para evitar su tentación intervencionista y viven en un proceso de control irrestricto que en Portugal ha alcanzado niveles absurdos de control.
Tenemos, por tanto, una derecha acomplejada que parece bravucona y una izquierda radical que galopa sobre el marketing
Exacto. El problema es que ese marketing está basado en fundamentos indiscutibles. Pongamos un ejemplo. Nadie está en contra de cuidar la casa común, pero la izquierda basa esa defensa -que es buena en su fundamento- en una causa alarmista, apocalíptica, que genera controversias científicas gigantescas. Esto hace que las causas de la izquierda rápidamente se conviertan en dogmas indiscutibles. Y en frente, la derecha cae constantemente en esta trampa. En Portugal, el socialismo tiende a ser más buenista que el español, pero las diferencias son más pequeñas de lo que pensamos. Porque hay una similitud evidente: la derecha está muy poco preparada doctrinalmente.
Esta ignorancia nuestra, sin embargo, no parece nueva
¡No! El problema de la derecha viene de una ignorancia histórica y conceptual. Porque el tsunami de disparates culturales y filosóficos de la izquierda actual tiene también su origen en el liberalismo del siglo XIX. Muchas veces tendemos a simplificar la genealogía de estas ideas hablando únicamente de su madre: el marxismo cultural. Pero toda esa cosmovisión tiene una madre y un padre: el liberalismo. Y yo no soy antiliberal, pero no podemos tener miedo a decir que las raíces históricas de estas ideas no son solamente marxistas, sino también liberales. Por eso hablaba de la inocencia ideológica de la derecha, que facilita mucho la imposición de este ambiente. No podemos negar que la derecha está igualmente inmersa en ese mismo liberalismo (que muchas veces le deja sin argumentos para combatir) y por eso cae constantemente en la trampa del buenismo de la izquierda.
Hablas de inocencia y yo pienso que es más complacencia. Isabel Díaz Ayuso defendió hace unos días el derecho al aborto en las niñas de dieciséis años y mientras unos se llevaron las manos a la cabeza escandalizados, otros tan sólo vieron un paso evidente. ¿No se parece mucho la alternativa a la izquierda?
Yo estoy entre aquellos que no se sorprenden por estas declaraciones de Ayuso, porque la genealogía de estas ideas está en la ideología de la derecha actual. Es una derecha liberal que apenas se distingue de aquello que tiene enfrente. Por eso, hablando de la alternativa, apenas existe. En la izquierda portuguesa no, porque el Partido Socialista de Antonio Costa ha tenido una gran inteligencia emocional para absorber todas las causas más fracturantes y radicales de la izquierda, haciendo desparecer al Partido Comunista. Es algo parecido a lo que pretende lograr Pedro Sánchez. Y a la derecha, los partidos históricos como el Partido Democratacristiano (que podría asemejarse al ala conservadora del PP español) y el Partido Socialdemócrata (de corte más liberal) prácticamente han desaparecido porque no han sido capaces de entender la importancia de la batalla cultural en Portugal y en Europa. Y los nuevos partidos de derechas tampoco suponen una alternativa.
¿Este panorama político representa a la sociedad civil portuguesa?
No. La ciudadanía está muy por encima del sistema político. Existe una disociación entre el electorado y los partidos políticos y creo que este fenómeno es más grande en la derecha. El electorado de derechas está más vivo y en un estado más saludable que el sistema partidista y, por ejemplo, muchos se manifiestan diciendo que nadie les representa. Son muchos los que en Portugal votan sin convicción.
Pero, decías, el electorado está por encima de los políticos
Sin duda. Cada día veo más cosas buenas y esperanzadoras. Hay mucha gente que está agotada y poco a poco se van formando grupos en la sociedad civil que piden un cambio. Yo, por ejemplo, junto a los demás miembros de SalL, jamás hemos estado involucrados directamente en política. Pero un día entendimos que había que hacer algo. A corto plazo quizás no vayan a cambiar muchas cosas, pero sigue habiendo esperanza.
¿Qué papel juegan los medios de comunicación en esta batalla?
En Portugal la situación es peor que la que existe en España. Aquí es muy difícil encontrar la más mínima señal de contradicción, mientras que en España veo una vitalidad impresionante en los medios de comunicación online, podcasts, webs y distintos programas de radio. En Portugal estamos empezando y dando los primeros pasos de esta batalla cultural y afortunadamente son muchos los que están dispuestos a dar este combate.
Hablemos precisamente de esto. ¿Cuándo y por qué nace SalL?
Primero quiero explicar los distintos significados de SalL. Literalmente, SalL significa “sal”, ese condimento que da sabor, que da gusto al mundo, que mejora el paladar. Y, además, que conserva. El otro significado alude a la expresión “Sólo la libertad”, que es el fundamento de todas las cosas. Creemos que Dios nos hizo libres para que, como seres humanos, podamos realizarnos. Y esa es nuestra primera batalla: la defensa de una libertad que cada día está más amenazada ilegítimamente. Por eso nació SalL, para dar sabor, conservar lo bueno y batallar contra las nuevas ideas del marxismo cultural, que impregna toda la sociedad.
Sin perder de vista los valores, imagino
No nos consideramos una asociación católica, pero sí hemos basado toda nuestro pensamiento en la fe cristiana. SalL nace de un desafío que nos hizo Alliance Defending Freedom -que comparte nuestros valores- para crear un movimiento social en Portugal. Y aunque nos pilló la pandemia de por medio, ese grupo de gente involucrada con ganas de cambiar las cosas desembocó en SalL.
Chesterton dijo que el verdadero soldado no lucha porque odia lo que tiene enfrente sino porque ama cuanto tiene detrás. ¿Qué es lo que ama SalL?
Esa cita de Chesterton no puede gustarme más. Es una imagen que tenemos de forma constante en SalL, gracias en parte a un amigo sacerdote que nos aconseja y nos guía en nuestras decisiones. En cada reunión y en cada iniciativa recordamos que nosotros no podemos odiar a nadie. Tenemos que amar lo que tenemos detrás, como decía Chesterton, pero también a los enemigos que tenemos enfrente. Trabajar en SalL nos da una oportunidad fantástica para poder amar a nuestros enemigos, para cumplir el Evangelio. Esta es una gran tarea.
¿Cuál ha sido la respuesta de la sociedad en esta tarea de amar a los enemigos?
La respuesta ha sido impresionante. Frente a todas las imposiciones dogmáticas intolerables, gran parte de la derecha ha sabido valorar la utilidad de SalL. Hoy en día tenemos centenares de asociados, en parte porque la dirección de SalL ha sentido la necesidad de organizar una defensa judicial de nuestros valores y principios. Por ejemplo, estamos dando en los tribunales muchas batallas en defensa de la libertad de educación (frente al adoctrinamiento ideológico de la izquierda). Y este es solo un ejemplo de muchos. SalL nació con la idea de combatir todos los ataques ilegítimos a las libertades fundamentales y hemos visto que gran parte de nuestra labor se puede hacer desde los tribunales.
Entiendo que tendrán éxito en el campo judicial
Tenemos muchos procesos judiciales abiertos, algunos contra el Estado. Últimamente, por ejemplo, hemos demandado al Estado por la ley de educación, que impone en la asignatura de “Educación para la ciudadanía” una moral sexual totalmente ideológica. No estamos en contra de la educación pública, no estamos en contra ni siquiera de la asignatura. Simplemente exigimos que se respete la libertad de educación y la independencia de los contenidos educativos de toda clase de ideología. Este es un mandato constitucional y queremos hacer que se cumpla. Y además, muchos nos apoyan, por lo que estamos muy determinados en llevar a cabo este trabajo.
Hay entonces motivos para la esperanza
Sí, debemos mantener la esperanza. Eso sí, no creo, como Hadjadj, que tengamos suerte de haber nacido en esta época, porque muchas veces parece que todo está al revés y que todo se está perdiendo. Pero también veo señales increíbles de esperanza. La decisión de un tribunal puede tener impacto mundial, como hemos visto con el caso de Roe vs. Wade en Estados Unidos. Al final, como cristianos, claro que debemos mantener la esperanza. Este tiempo va a ser difícil para las personas con nuestros valores, con nuestras ideas. Pero también estoy seguro de que esa dificultad animará a muchos a dar la batalla. Nuestros enemigos no tienen nuestra voluntad, y eso me da esperanza. En SalL no estamos desesperados: estamos desafiados. Y vamos a ganar este desafío.