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Cuando el tinglado mediático global apostaba por la victoria de Hillary al 95%, un tuitero español hizo lo propio con Trump, clavando los resultados casi al 100%.

Lo lógico es que los grandes medios se lo hubiesen rifado para hacer predicciones. Pero qué va. Debieron de escandalizarse con su time-line, donde, con lucidez no exenta de gamberrismo, un día sí y otro también, cuestionaba el discurso de valores dominantes. Y todo en los ratos libres que le dejaba su labor de detector de ‘fake news’; labor con la que más de una vez sacó los colores a ciertos grandes popes de la cosa esa del periodismo.