En medio del cambio cultural propiciado por la posmodernidad, el hombre necesita un ancla. El relativismo moral, la secularización de la sociedad y la visión post-cristiana del mundo están erosionando los fundamentos de la sociedad. Las normas morales básicas y el consenso no están definidos. Más que erosionar, lo que estas tendencias están haciendo es cambiar su esencia: los están transmutando. La visión cristiana del mundo, la dignidad humana, el matrimonio y las libertades pre-políticas están siendo reemplazadas por copias baratas de ellas mismas. Copias que siempre son peores que el original y que, simplemente no están a la altura de lo que el espíritu humano merece.
Excelencia moral
Cada año, en algún lugar de Europa, Asia y América Latina, un grupo de jóvenes profesionales apasionados por la verdad, participan en Areté Academy, un programa que transformará su visión del mundo y los llevará ser parte de un movimiento capaz de restaurar los fundamentos de la civilización. La palabra Areté significa en griego excelencia moral o virtud. Los participantes de la academia son hombres y mujeres excepcionales, que no solo son excelentes profesionalmente, sino que también tienen comportamiento moralmente excelente, fundado en la moral cristiana.
Areté es una apuesta largo plazo en todos los continentes. El propósito de la Academia es muy ambicioso: transformar las vidas de los participantes, para que ellos transformen la sociedad a su alrededor. No se trata solamente de recibir una educación política o filosófica, sino de recibir formación integral cristiana que les permita vivir de acuerdo con su fe en todos los ámbitos en los que participen: política, derecho, comunicación, servicio público, sociedad civil…
El objetivo de Areté es preparar a estudiantes excepcionales y a jóvenes profesionales de todo el mundo para perseguir la llamada única de Dios en su carrera, y para desplegar todo su potencial a medida que crecen en el liderazgo de servicio en posiciones de impacto público. En resumen, formar y acompañar a jóvenes para que actúen con claridad moral, convicción y coraje en cualquier camino que tomen.
Una misión profesional y espiritual
Durante cada etapa de la academia, los participantes reciben formación y acompañamiento de parte mentores y de expertos de todos los ámbitos de la sociedad. Estos son personas en posiciones de influencia que ensenan y ejemplifican la virtud cristiana, la capacidad profesional y la voluntad de servicio y que han decidido compartirlo con aquellos jóvenes que, algún día, estarán en su lugar. Servicio y ejemplo son dos de los pilares básicos en los que se fundamenta el programa. Servicio a los demás a través de su profesión, correspondido por un ejemplo de vida fundamentado en la moral cristiana. La formación y acompañamiento recibido persigue ayudarles a discernir la misión que Dios les ha encomendado con libertad, claridad y conciencia. No es solo un programa de formación profesional, sino también de refuerzo espiritual.
La premisa en la que se funda Areté es simple: si uno junta a gente brillante, que comparte los mismos valores e inquietudes; les da formación e ideas durante 4 meses (online), los juntas en algún lugar del mundo durante una semana y ahí hace que compartan todo lo que ya saben y todo han ido aprendiendo durante el programa; hace que se lo pasen bien, haces que se acerquen más a Dios y que conozcan a otra gente como ellos, y después de todo esto haces que mantengan el contacto por el resto de su vida y repites todo este proceso cada año con 50 personas más. Al final de una edición habrán pasado muchas cosas buenas; imagínense lo que puede pasar en 20 años.
Parece mucho esfuerzo (y lo es, sin duda), pero es poco para la misión que tienen. Esta es la visión de ADF International, la organización que realiza el programa, y de Sophia Kuby, su directora. La cultura actual necesita ser transformada por gente que entienda que su fe, por muy personal que sea, nunca debe restringirse al ámbito de lo personal pues afecta a lo que uno es y cómo actúa. No hay que olvidar que las ideas tienen consecuencias, pero son las personas las que cambian la cultura.