Corría el ya lejano año 2009. Federico Jiménez Losantos (Orihuela del Tremedal, 1951), después de haber llevado las mañanas de la COPE a su máximo esplendor, fue degradado en la jerarquía de la escaleta radiofónica. Como haciendo justicia a la frase hecha que reza “con la Iglesia hemos topado”, Losantos aseveró que una serie de “intrigas episcopales” pretendían trasladarlo del activismo matutino al acompañamiento para noctámbulos. Losantos rechazó ser relegado a la noche y abandonó la COPE en agosto de 2009.
Ni los artífices de las maquinaciones políticas que “lincharon” al altavoz mediático más incómodo de la derecha española, ni el propio Federico, podrían imaginar que una década después de aquello Jiménez Losantos volvería a enardecer desde las ondas a las huestes conservadoras y a apretarle las tuercas a la derecha “soraya” con renovada fuerza y un público rejuvenecido.
Adiós al liderazgo matinal
En septiembre de ese mismo año, comenzaba la nueva andadura del equipo federiquista en las ondas, esRadio. Con una sola emisora de radio afincada en Madrid, y a través de un sistema de emisoras asociadas y de difusión digital, Federico consagró la proeza periodística de crear y consolidar una nueva estructura radiofónica en sólo un puñado de meses.
Sin embargo, como es lógico, el micrófono del locutor se resintió con el cambio de frecuencia. Si bien la recién creada emisora, apoyada en la matriz de Libertad Digital, alcanzó los 193.000 oyentes en Madrid y superó a la filial de la COPE en esta Comunidad, quedaba muy lejos de los 2.939.000 oyentes que llegó a tener La Mañana dirigida por Losantos en su anterior emisora, de acuerdo con la medición del EGA. Es decir, Federico pasó de ser el líder de las mañanas, sólo por debajo de Francino y los 3.184.000 oyentes del Hoy por Hoy de la SER, a capitanear una emisora minoritaria.
Un repunte asombroso
El restringido alcance inicial, por razones técnicas, de esRadio impidió que Losantos se llevara consigo a sus oyentes fieles, produciéndose, según parece, un trasvase hacia la OndaCero de Carlos Herrera. Así, pese a que Jiménez Losantos en esRadio nunca lograría gozar de un predicamento semejante al que tuvo desde las ondas de la COPE, su nueva andadura radiofónica ha vivido un crecimiento exponencial en los últimos años.
Según la tercera oleada del 2020 del EGM, esRadio se consagró como la quinta cadena generalista de radio a nivel nacional, ganando 63.000 nuevos oyentes hasta llegar a los 628.000, su récord histórico. Esto supone un crecimiento del 8.3% respecto del año anterior, y casi un 70% desde el inicio de su emisión una década atrás. No puede perderse de vista que en el último EGM la emisora de Losantos fue la que, en términos relativos, más adeptos ganó. Además, según una encuesta de SigmaDos, las audiencias de Es la Mañana de Federico superarían el medio millón al sumarle los oyentes a través de internet y podcast.
Si se observa la trayectoria alcista de los escuchantes de Jiménez Losantos, vemos que la tendencia que acabará por duplicar la audiencia de esRadio se inicia especialmente a partir de 2017-2018. Recordemos que en este año tiene lugar el referéndum ilegal del 1 de octubre en Cataluña y, al año siguiente, la moción de censura que se saldó con el traspaso de poder a los socialistas. Es precisamente en este contexto de radicalización política (lo que ya se conoce comúnmente como “polarización”) que se ha producido la segunda juventud dorada de Federico.
La reconversión digital
Como decíamos, aunque los receptores del monólogo diario del turolense no sean los mismos que en los tiempos de la COPE, podemos estar seguros de que el alcance del locutor y escritor se ha multiplicado en los canales no convencionales. Si echamos un vistazo al ránking de Spotify, Es la Mañana de Federico es el decimonoveno podcast más escuchado en España (el primero de entre los podcast de noticias e información). En iVoox, por su parte, el podcast que recoge las grabaciones del programa matinal de Losantos (de lunes a viernes de 6:00 a 12:00) ocupa nada menos que el octavo lugar entre los más escuchados, con más de 80.000 suscriptores.
Más representativo aún resulta revisar sus números en YouTube. El canal de esRadio, con 352.000 suscriptores, tiene vídeos con audiencias que equiparan a Losantos con alguno de nuestros más eximios yutubers. A medio camino entre estos y los polemistas raperos de trap (que acostumbran a tirarse beef) los dos vídeos más vistos del canal son dos sendas réplicas de Federico a Pablo Iglesias (para aquél, “Pablenín” o “Koleta Borroka”) e Irene Montero. Las respuestas a los insultos de los “Marqueses de Galapagar” o “Condes de Villatinaja” acumulan más de 4 millones de visualizaciones.
De hecho, si uno se mete diariamente en YouTube, podrá apreciar que raro es el día en que los monólogos de Federico a las 7 no se cuelen entre las Tendencias de la plataforma, sección que aglutina los vídeos más vistos en las últimas horas en España. Los más celebrados acostumbran a ser las grabaciones de las entrevistas a los dos políticos fetiche de esRadio, Santiago Abascal e Isabel Díaz Ayuso: 845.000 y 410.000 visualizaciones, respectivamente. El último hit, la participación de Toni Cantó en la tertulia, que superó con creces el medio millón de visitas y que llegó al tercer puesto de los vídeos más vistos en toda España la semana en que el político abandonó Ciudadanos. De esta forma, no es difícil ver habitualmente a Federico codeándose en Tendencias con el último videoclip de Bad Bunny, una “reacción” de Wismichu o los cortes virales de El Chiringuito.
Resulta obvio que estas cifras alcanzadas en internet revelan un alcance mucho mayor del mensaje de Federico que el que podríamos inferir de su audiencia radiofónica. Y hay un elemento más que demuestra el resurgir de Losantos en la era digital: los memes. En efecto, Twitter cada vez está más poblado de imágenes, chistes, referencias y motes del popular locutor. Estos abundan, sobre todo, entre el llamado “Team Facha”, una nutrida colección de tuiteros que se pelean cada día con los usuarios progres en la archicacareada batalla cultural internáutica. Recientemente, el día en que se anunció la moción de censura en Murcia y la convocatoria de elecciones en Madrid, había un sentir casi unánime entre el sector conservador de Twitter: “Ya verás mañana Federico”, “El Federico a las 7 de mañana va a ser glorioso”, etc. (como a Fidel Castro, ya ha pasado a conocérsele simplemente por su nombre de pila). Una expectación similar ante su retorno es la que se crea en las postrimerías de cada periodo vacacional, durante el cual Don Federico descansa en su Teruel natal: la derecha que no pertenece al “Centro Centrado” se siente huérfana cuando su más vehemente gurú no glosa la actualidad política diaria.
Casticismo en las ondas y acuñaciones célebres
A las redes sociales se debe mayoritariamente la popularización de la antología de motes y expresiones con sello Losantos. A modo de muestra, una breve selección: Gorilas en la Niebla (Al Rojo Vivo de Ferreras), Maroto el de la Moto (el portavoz del PP en el Senado), los Aristogatos (el matrimonio de Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio), Falconetti/Doctor Cum Fraude (el presidente del Gobierno), Cocomocho (Puigdemont), Echeminga Dominga (se lo imaginan ustedes), la Chiqui (la portavoz del Gobierno), Polifemo de Estremera (Junqueras) o la Gogó de Llobregat (Miquel Iceta).
Pero es aún más sorprendente que motivos literarios que hoy pertenecen al acervo mediático y político de gran parte de los españoles tienen también su origen en el micrófono de Jiménez Losantos. Así, fue él quien usó por primera vez el término “podemita”. Cuando Santiago Abascal habló en la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados de la “narcodictadura bolivariana” para referirse al Gobierno vigente, este epíteto resonaba en el estudio de esRadio desde hacía tiempo. En esa misma línea, la celebérrima expresión “gobierno social-comunista”, que se emplea indistintamente de forma cómplice o crítica e irónica, tiene también su origen en el ingenio del locuaz periodista. Previo a este calificativo, había parido, además, el sobrenombre del “Gobierno Frankenstein” para referirse a la coalición salida de la moción de censura a Rajoy, que Albert Rivera ayudó a cristalizar en todas las sedes mediáticas.
Federico y la batalla cultural
Parece obvio, pues, que el contexto de las guerras culturales y la polarización política española, así como el intensificado criticismo hacia el progresismo por parte de la derecha “desacomplejada”, ha constituido una coyuntura más que propicia para la revitalización de Federico en la segunda década de nuestro siglo. Un fenómeno de envalentonamiento y rebeldía entre las filas conservadores que él mismo, a su vez, ha alimentado y jaleado, ejerciendo como voz influyente y perspicaz a través del que canalizar la radicalización de la derecha sociológica.
En efecto, este “salir del armario” de la derecha es la principal fuerza motriz del redescubrimiento de Jiménez Losantos. Creo que muchos de nosotros hemos experimentado esa mutación que es la expresión más clara de la evolución ideológica de nuestros días, y que consiste en un paso de una suerte de atención irónica y distante hacia un perfil que nos resulta incómodo a una progresiva escucha de convicción genuina. Así, Losantos pasaba de ser ese lunático feroz, desagradable e histriónico, caricaturizado en los extractos con insultos y bravuconadas emitidos en el programa del Gran Wyoming, a ser visto como un comunicador tremendamente ingenioso y atinado, así como un valioso aliado para la batalla de las ideas frente a la izquierda.
“Las Federicas” y el Twitter Facha
La popularización de Federico entre el público joven y las redes sociales ha hecho que su target haya trascendido con mucho el de su clientela originaria en la COPE. En 2019, un concursante de MasterChef confesó en prime time que era “muy fan” del locutor, y que hasta tenía un grupo de WhatsApp con sus amigos para comentar sus vídeos llamado “Las Federicas”.
Y es que una aproximación sin prejuicios al castizo comentador puede dar cuenta de su genio retórico y su versatilidad: es capaz de pasar, de un segundo a otro e indistintamente, de estar criticando con palabras gruesas la última pifia de “Vicepandemias” a charlar animadamente en su Crónica Rosa sobre la polémica entre Paquirrín y Pantoja. Incluso el parte meteorológico que preludia sus monólogos está ya cargado de sarcásticas críticas políticas. Por su estudio pasan habitualmente celebridades como Alaska y Frank de la Jungla. Además, proliferan cuentas en redes sociales (como FedericoOutOfContext) que recopilan los momentos más descacharrantes de entre las muchas horas que Losantos pasa frente al micrófono.
El estilo bronco, faltoso y vehemente de Federico se amolda a la perfección al ambiente de confrontación dialéctica reinante en la vida política y social española. Ha sido también clave en este momento dulce el ascenso de VOX, partido al que el locutor ha dado su apoyo en repetidas ocasiones (si bien admite haber votado también a Ciudadanos y a su PP esperancista-aznarista en la Comunidad de Madrid).
Un locutor analógico
Las críticas sin tapujos a la “ideología de género” y su infatigable y atávica defensa de la unidad de la nación española frente a la deriva nacionalista del Estado autonómico le han hecho congraciarse con el sector más a la diestra de los “maricomplejines” (el centro-derecha moderado encarnado por Mariano Rajoy a.k.a. “Don Vagancio”). No deja de ser irónico que la postura inamovible que le valió el despido de la COPE hoy le granjee tantas simpatías, lo cual constituye un síntoma del viraje ideológico acaecido en la opinión pública española y precipitado en los últimos años.
Preguntado por El Mundo sobre si era consciente de que en WhatsApp y Twitter circulaban cada vez más memes y máximas suyas, Jiménez Losantos (que no tiene cuentas personales oficiales en ninguna de las redes) contestó que estaba al corriente, pero que no le daba demasiada importancia. Sin embargo, tenemos indicios de que tal cosa no es del todo cierta.
Para empezar, los asiduos a su digresiones semanales sabemos que en más de una ocasión Losantos se ha referido, no exento de asombro, al buen recibimiento que tienen sus vídeos en YouTube, así como a su posicionamiento en la tabla alta de Twitter durante su emisión (suele ironizar con los “Trendin Tontings”). Asimismo, en el libro No le des más whisky a la perrita, la biografía recientemente publicada sobre el columnista Raúl del Pozo, viene recogido un diálogo de Federico con aquél, en el que dice leer algunos de los comentarios sobre que sobre su persona vierten los usuarios en Twitter y en su columna de El Mundo. Estamos en condiciones de aseverar, pues, que pese a que Losantos pertenece a la vieja escuela del periodismo, no es en modo alguno ajeno a las pasiones que despierta en las redes sociales.
Obsesiones y aciertos
Resulta forzoso reconocer, en cualquier caso, que Losantos ha intensificado hasta el paroxismo el feroz anticomunismo que venía predicando desde su conversión al liberalismo. Su último best-seller (Memoria del comunismo: de Lenin a Podemos) y sus monólogos de un año a esta parte le han reafirmado en una postura rayana en el delirio, que le hace ver el fantasma del marxismo por doquier y le lleva a trazar analogías de dudoso rigor entre el proceder totalitario bolchevique y el Gobierno actual.
Pese a sus excesos e hipérboles, que son múltiples y que forman parte de la contundencia del personaje, Federico ha contribuido notablemente a galvanizar a todos esos españoles conservadores, liberales o simplemente partidarios de la unidad nacional que se veían condenados a la orfandad de representación mediática y política en su oposición al creciente clima de descrédito, biempensantismo y censura que ha venido promoviendo la hegemonía socialista.
Consideremos o no que calificativos como “golpistas” para referirse a los secesionistas catalanes (conceptualización que también él acuñó y aupó a la actualidad del debate público español) son exabruptos desmesurados, o que algunas de sus manifestaciones pueden resultar violentas para algunos o incluso misóginas y xenófobas para otros, lo cierto es que el director de esRadio ha ayudado mucho a consagrar una voz crítica (y más necesaria en nuestros días que nunca) con el dominio mediático progre.
De tal modo que, aunque podamos creer que sus profecías de la conversión irreversible de España en una dictadura comunista son en gran medida ensoñaciones sesgadas o ditirámbicas, no es menos cierto que Don Federico vaticinó desde hace ya muchos años, cuando encabezó la renovación de la que se beneficia ahora, muchos de los males que hoy padecemos. Tal es el caso de la fallida política de apaciguamiento de la derecha hacia el separatismo y la degradación institucional fomentada por el PSOE y sus cómplices, que hoy se nos revela en toda su gravedad.
Mis amigos y yo solemos bromear con que los únicos bastiones que quedan hoy día en España para custodiar su pervivencia frente a los intentos de disolución de la izquierda secesionista son Fede y Felipe VI. Así las cosas, por muchos más años de Suspiros de España en las ondas, Federico.