Skip to main content

El estudio de Augusto Ferrer-Dalmau, el célebre pintor de batallas, impone al visitante el respeto de nuestros venerables mayores y despierta, a la vez, una vivísima curiosidad: en él conviven uniformes, sables, monturas, pinceles, armas antiguas (e inservibles, sí), caballetes, lienzos, medallas, cuadros y muchos, muchos libros. Allí, en su refugio, mezcla de museo y de taller, nos recibe el artista, afable como pocos y autor de obras que cotizan en el mercado con envidiable alegría.

También, el barcelonés es el feliz promotor de una recién nacida iniciativa, la Fundación Arte e Historia Ferrer-Dalmau. Será la criatura la que se haga cargo del deseo de la asociación de jóvenes historiadores 31 de enero de erigir una estatua en honor a los Tercios en Madrid. Ya ha encargado el proyecto al escultor Salvador Amaya y busca junto con el Ayuntamiento la mejor ubicación para recordar a estos héroes desconocidos.

Pero, hay más: la Fundación comienza en septiembre una aventura. El curso 2022-2023 será el primero de la escuela de artistas que ha puesto en marcha Ferrer-Dalmau para que jóvenes talentos encuentren su vocación a la pintura histórica. Aunque faltan todavía casi siete meses para el inicio de las clases, el pintor tiene claro el programa, que va a ser “muy exigente”, según nos cuenta. Ha apalabrado a profesores como Arturo Pérez-reverte o Antonio Pérez Hernández. Cuenta con las instalaciones del taller, que estará a disposición de los alumnos las veinticuatro horas del día para su trabajo. Los candidatos, quince en total, además de españoles, vienen de Rusia, de Estados Unidos y de Méjico. Y, por si todo esto fuera poco, Ferrer-Dalmau ultima además un programa de enseñanza de pintura histórica para artistas con diversidad funcional, “Arte y aventura”. Sobre todo ello conversamos con él, bajo la atenta mirada de todos los inquilinos de su peculiar taller.

¿Por qué es necesaria una estatua que recuerde a los Tercios?

Es una estatua que recuerda una etapa gloriosa e importante de la Historia de España. Como hacen otros países, que tienen sus recuerdos, nosotros queremos recordar esos años, los del Siglo de Oro, en los que la hegemonía de España fue fundamental.

¿Esta estatua pretender recordar las aportaciones positivas de los Tercios a la Historia de España, o será sólo un recuerdo aséptico?

No, de manera aséptica, no. Los Tercios son un recuerdo importante de nuestra Historia. Su función era proteger nuestras fronteras. Ellos hicieron que en España hubiese prosperidad. Gracias a soldados españoles de esa época se habla el español en tantos sitios. Ahora suena mal, pero en aquella época, o conquistabas, o te conquistaban. O ganabas, o perdías. No existían tratados humanitarios. La única forma de sobrevivir era con un ejército vencedor. Y nosotros, en esa época, éramos los mejores. Sin los Tercios, nos hubiesen invadido los franceses, los ingleses… España no sería hoy España. Ni se hablaría español en tantas partes del mundo.

Esta es la aportación de los Tercios a la Historia de España. ¿Y a la Historia universal?

Además del idioma universal, el segundo más hablado del mundo, también tenemos una aportación cultural enorme a nivel mundial: universidades en América, artistas… El Siglo de Oro español aportó un conocimiento enorme. Y los Tercios tenían una función fundamental, aportaban seguridad. Y, al tener la seguridad de país, pudimos desarrollarnos. No teníamos el peligro de ser conquistados.

¿Los Tercios, entonces, pueden ser reivindicados tanto por la izquierda como por la derecha, utilizando categorías contemporáneas?

A día de hoy, no tiene sentido que la izquierda o la derecha no los quieran reivindicar, porque forman parte de nuestro pasado, con sus luces y sus sombras, que las hay. Entonces, la gente se mataba, había violencia, pero como en cualquier otra época de la Historia. Es como si a los romanos les censuras por las guerras de Julio César. O a los ingleses por el Imperio. Hay que entender los hechos en el contexto de la época.

Sin embargo, parece que sólo desde la derecha se recuerda la Historia de España y que la izquierda tiene problemas para hacerlo. ¿Cree que esto va a cambiar?

Bueno, yo conozco a muchas personas de izquierda, incluso de extrema izquierda, a las que les encantan los Tercios. Y también a personas de derecha a las que no les gustan, porque les da igual, o porque no les atrae la Historia militar. Pero muchos seguidores de mi pintura son de izquierda. Porque dan por hecho que la Historia no tiene ideología.

Algunos advierten de que se corre el riesgo de transformar la leyenda negra española en una leyenda rosa. ¿Cree que existe ese riesgo?

No, no lo creo. Sí es cierto que hay personas que reivindican la Historia como algo actual, como si las picas fuesen el arma poderosa del momento. Y no tendría que ser así. Para mí, la Historia es una aventura, es un cuento. Cuando lees una novela o ves una película de piratas, simplemente las disfrutas, no analizas si el pirata era bueno o malo… Algunos disfrutamos así con el pasado.

¿Nuestra Historia es el relato que necesitamos para vivir el presente?

Claro, no podemos entender el presente sin mirar el pasado. Todo es una consecuencia de momentos que nos han llevado a donde estamos. Hemos de preguntarnos: ¿por qué estoy aquí? Y mirar hacia atrás para encontrar la respuesta. Hay épocas en las que ganábamos batallas y otras en las que perdíamos. Hay momentos en los que lo perdimos todo. También ésos me gustan, porque forman parte del relato. Y hay momentos gloriosos. En todos ellos, yo no puedo ver ideología.

De ese relato, ¿hemos aprendido algo?

No hemos aprendido nada, jamás, en tantos miles de años. El español es un bicho raro. Es capaz de lo mejor y de lo peor. Seguimos igual: somos cainitas. Y no aprenderemos.

Es pesimista.

No, soy realista. El español es así, es capaz de lo mejor y de lo peor. Ése es su encanto. Y es lo que a la gente de otros países le sorprende, y les lleva a preguntarse: ¿cómo seguís vivos? Pues no lo sabemos. Y seguimos cometiendo los mismos errores. Pero yo nos quiero mucho a los españoles (risas).

¿Ese espíritu lo hemos heredado de los Tercios?

Sí, lo hemos heredado de los Tercios, de Sagunto, de Numancia… Somos capaces de hacer cosas increíbles, de inventar herramientas espectaculares como el submarino o el helicóptero y, luego, somos capaces de destruirnos entre nosotros mismos. Y, como dice la frase que se atribuye a Bismarck, todavía no lo hemos conseguido. Porque hay determinados momentos en los que, no se sabe bien por qué, nos unimos todos como una piña y somos indestructibles. Pero, luego, parece que nos gusta pelearnos entre nosotros. ¡Ojo, y, después, irnos de copas todos juntos! Lo llevamos en la sangre.

Volviendo a la estatua de los Tercios, ¿corre el riesgo de ser vandalizada, como ha ocurrido con tantos monumentos a los conquistadores españoles en Hispanoamérica?

Yo creo que no, porque los Tercios eran del pueblo llano, héroes anónimos, no tienen cara. No son generales, personajes reconocidos por tal o cual hazaña. Somos nosotros, son nuestros antepasados, es el pueblo. Y, ¿cómo te vas a meter con alguien que era de tu familia?

Su fundación, que fue presentada en sociedad en enero, tiene entre sus objetivos formar a futuros artistas. ¿Con el objetivo de que reivindiquen la Historia de España?

La idea es formar a muchos artistas para que puedan pintar la Historia; unos lo harán de manera más idealizada y otros más cruda, pero el objetivo es que la pinten para darla a conocer. Dentro de los que estamos seleccionando, los hay de todas las ideologías.

¿Se ceñirán a temática militar, o será más amplia?

Pintarán todo tipo de temas, lo que pasa es que el militar es el que predomina.

¿Tiene esta escuela de artistas una vocación educativa? Porque muchos escolares y universitarios españoles desconocen la mayoría de las batallas que usted ha pintado, por ejemplo.

Sí, los alumnos recibirán clases de Historia para aprender los hechos que van a pintar. Porque no basta con pintar el cuadro, sino que hay que meterse antes en la historia. Yo he pintado cuadros cuya historia desconocía, pero, a raíz del encargo, la aprendes. El proceso creativo de un cuadro histórico es muy parecido al de una novela histórica: hay que investigar, documentarse… Unos escriben sobre esos datos, nosotros pintamos. Por eso, la formación de los alumnos será tanto histórica como técnica.

¿La pintura es capaz de cambiar la cultura y generar interés por la Historia?

La pintura, bien enfocada, es una herramienta para dar a conocer muchas cosas. Hay un tipo de pintura que tiene un mensaje, que no es sólo decorativa. Una pintura que quiere difundir, enseñar la Historia con imágenes. La gente lee poco, pero, cuando ve un cuadro, le entra la curiosidad y se informa. Creo que la pintura, hoy en día, tiene que ser más didáctica y menos decorativa. Ésa es la idea de la fundación.

¿Los alumnos serán formados, entonces, en pintura figurativa, no abstracta?

Hay una pintura decorativa y una pintura más exigente, que es la mía, en la que la gente quiere entender lo que ve: si hay un caballo, quiere ver un caballo. Quizá sea ésta la nueva tendencia, la histórica, que yo he creado, pero es el público el que la ha demandado. Yo la enseño al mercado y resulta que la quieren. Ha sido el público quien ha elegido, yo no he hecho nada más que poner los elementos.

¿Los alumnos expondrán sus obras?

La idea es promocionar a los artistas, hacer exposiciones de todos los trabajos que hagan, editar libros, difundir publicaciones… Esta iniciativa no consiste sólo en enseñarles a pintar: hay que apoyarles luego en su recorrido.

Y, ¿hay artistas?

¡Sí, muchos! En España, de cada diez personas, cinco pintan y cuatro tocan la guitarra. Somos un país de artistas. Hay un nivel muy alto. España es la cuna de los artistas: creo que no hay país en el mundo con mayor número por metro cuadrado. Sólo hay que enfocarlos y encontrar la manera de que puedan desarrollar su arte. Nosotros nos salimos de la temática de paisajes, urbanismo… Les damos otra salida a un público que va a comprar el cuadro si está bien hecho y bien desarrollado: con un buen argumento, una buena trama y una buena técnica.

¿En algún momento, la escuela tendrá un enfoque multidisciplinar, más allá de la pintura, hacia más manifestaciones artísticas?

Sí, haremos de todo. Cualquier herramienta que pueda difundir la Historia de manera artística, la vamos a acoger. En los próximos cursos queremos incluir clases de pintura digital, por ejemplo.

¿Cuál será su próximo cuadro? ¿Nos puede dar algún adelanto?

Sí: se titulará “Soldados de Dios” y será una pintura sobre los misioneros en el Atlas. Viajaré allí para retratar bien los paisajes y que el cuadro refleje fielmente lo que viven aquellos hombres. Será una pintura muy especial.