Jeremy Wayne Tate (1981) es el fundador y director de “Classical Learning Test”, defensor activo de la educación clásica, padre de seis hijos y católico converso del presbiterianismo. Decidió dedicarse a la enseñanza en gran parte por influencia de su madre, que era también profesora. Jeremy trabajó durante diez años en colegios públicos, primero en Nueva York y después en una zona más residencial.
En uno, las peleas entre bandas, los apuñalamientos y otras formas de violencia eran algo frecuente. A pesar de que los profesores trataban de buscar soluciones, no se abordaba, a su parecer, desde el hecho de que la principal crisis que padecían los estudiantes era esencialmente una crisis moral. En el otro colegio, los problemas tenían un tinte distinto -anorexias, bulimias, ansiedad, suicidios-, pero en el fondo se trataba de lo mismo.
Esta realidad con la que tenía que lidiar a diario llevó a Tate a evitar quedarse en la crítica fácil a las consecuencias y tratar de ahondar en las causas. Se dio cuenta de que en siglo XX se producía un divorcio entre la educación intelectual y la formación moral para dar paso a un estilo de educación en masa enfocado en crear trabajadores que generaran dinero y pensaran menos por sí mismos.
SED DE VERDAD
Jeremy Wayne Tate cuenta que se cuestionó cómo la educación estadounidense había llegado a ser tan utilitaria sobre todo cuando tuvo que dar clase en una escuela nocturna de secundaria a un grupo de estudiantes que habían suspendido inglés. Se preguntaba cómo se suponía que tenía que volver a enseñar los mismos temas con el mismo material que no los había atrapado la primera vez. Al hojear el libro de texto -pasajes fragmentados, actividades inútiles, historias insípidas- entendió que con eso no había posibilidad de despertar a esos chavales de su indiferencia.
Así que tiró el libro a la basura e hizo un trato con ellos: fuera deberes, exámenes y libros de texto. Jeremy compró de su bolsillo varias copias de los cuentos de Flannery O’Connor y les planteó el funcionamiento de las clases a partir de entonces: leerían en voz alta y se detendrían a comentar y debatir cuando alguno sintiera la necesidad. El semestre fue un éxito. Aquellos estudiantes que habían sido descartados se vieron de pronto fascinados por la escritura de O’Connor. Habían pasado por un sistema educativo que evitaba cualquier reflexión de religión, filosofía, ética o de la naturaleza del bien y el mal. Estaban sedientos de verdad.
FORMACIÓN CLÁSICA PARA LA VIDA
Tate, al comprobar que las ideas trascendentes, morales y éticas habían sido eliminadas del aula, llegó a la conclusión de que las pruebas de acceso tenían parte de culpa. Al final, son las que impulsan un plan de estudios y enseñar para el examen parece una realidad ineludible. De esta forma, se gesta en 2015 la idea de «Classical Learning Test», una alternativa a las pruebas de acceso a la universidad estandarizadas en Estados Unidos, como el SAT y el ACT. A diferencia de estas últimas, CLT se centra en la educación clásica y la tradición occidental (que es la que ha moldeado aquel país). Ofrece evaluaciones con un contenido intelectual rico y riguroso, que obliga al estudiante que las prepara a profundizar en los contenidos.
CLT evalúa conocimientos de inglés, gramática y matemáticas, proporcionando una medida integral del rendimiento y la aptitud. A diferencia de otras pruebas que cambian según las tendencias educativas o culturales, estos exámenes enfatizan las capacidades fundamentales del pensamiento crítico.
Por otra parte, Jeremy W. Tate cree que CLT contribuirá a que los colegios adopten un plan de estudios más clásico puesto que, como normal general, las pruebas de acceso a la universidad dictan en gran medida el diseño de los últimos cursos escolares. No se trata solamente de preparar a los estudiantes para la universidad—mirar así el alcance de la educación es taparse los ojos—sino prepararlos para que sean hombres grandes, para que puedan servir bien a la sociedad, también en su papel de padres, esposos y, algún día, abuelos.
En definitiva, el proyecto de Jeremy W. Tate busca reintroducir en la educación moderna la verdad, la belleza y la bondad.