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Más conocido y celebrado en España que en su Argentina natal, donde sus libros todavía no han sido publicados, y donde es frecuentemente despreciado, el escritor, analista y politólogo Marcelo Gullo es un firme defensor de la Hispanidad y de la labor que España realizó en América. Tras «Madre patria», el año pasado publicó «Nada por lo que pedir perdón», un ensayo a la contra de los discursos dominantes.

Polémico y controvertido, vehemente y rotundo en la forma de expresar sus ideas, pero siempre estimulante, Gullo defiende que la lucha contra España, y contra el catolicismo con el que esta se identificó en la época del Imperio Hispánico, estuvo motivada por el afán de abortar un modelo económico alternativo al que finalmente se desarrolló.

 «Nada por lo que pedir perdón» titula su libro. En España la izquierda ha popularizado el eslogan «Nada que celebrar», que se activa cada vez que llega la fiesta de la Hispanidad. ¿Hay algo que celebrar respecto del papel de España en América?

Los primeros que tenemos que celebrar somos los americanos, porque América dejó de ser un infierno donde reinaban el canibalismo, el machismo embrutecedor de los llamados pueblos originarios -mal llamados, porque en realidad son originarios de Asia- y un estado de guerra permanente de unos con otros.

Se habían instalado dos grandes imperios; el azteca y el inca. El azteca había dominado lo que hoy es México, la Mesoamérica, donde sometía a distintos pueblos indígenas y les pedía algo atroz para cualquier hombre cuerdo, un tributo en sangre: les quitaba a sus hombres y a sus hijos para llevarlos a un altar y arrancarles el corazón y luego devorarlos. No era mejor la situación en la actual Colombia, donde la nación pijao era caníbal y su principal alimento eran los seres humanos. De modo que tenemos que festejar que este pedazo del mundo dejó de ser un infierno gracias a España.

¿Cómo interpreta el papel que jugó España?

España llegó allí y vio que esos hombres no eran buenos salvajes, como creería luego Rousseau, y como creyó Bartolomé de las Casas, el más grande mentiroso de la historia, sino que eran personas que, o estaban sometidas a imperialismos brutales, o eran verdugos. Eso se termina gracias a España porque España, que piensa que esos pueblos están ciertamente más cerca del demonio que de otra cosa, pero pueden ser redimidos por la fe, y se propone la evangelización de América. Y con ella llega también el mestizaje y surge un pueblo nuevo que va a ser la Hispanidad, que irá desde California a Alaska. Es algo por lo que tenemos que agradecer a España, y España no tiene nada por lo que pedir perdón porque gracias a España nosotros existimos.

Sin embargo, muchos lamentan ahora que en vez de llegar los españoles a América no hubieran llegado los ingleses…

Si en lugar de España hubieran llegado a estos territorios, Inglaterra, Holanda o los alemanes, pueblos protestantes, hubiesen dicho también «estos hombres se parecen más al diablo que a Dios», pero hubiesen decidido exterminarlos a todos, como hicieron los anglosajones en el Norte, donde aplicaron la política de «el mejor indio es el indio muerto». No hubieran visto a una gente herida por el pecado, sino directamente irrecuperable, y no se hubieran mezclado con ellos, como hicieron los españoles.

En vez de eso se hubieran proclamado a sí mismos como un pueblo nuevo llamado a dominar esta tierra y a exterminar a estos seres. Debemos estar agradecidos porque si en vez de España hubiera llegado cualquiera de estos otros países el señor Evo Morales no existiría o, en el mejor de los casos, estaría borracho en una reserva, como están los descendientes del pueblo navajo, o los de los comanches, apaches o sioux.

Hay evidencias arqueológicas de la existencia de sacrificios humanos en los pueblos precolombinos, pero no sé si todos los historiadores estarían de acuerdo en considerar que estas prácticas tenían un carácter tan central en su cultura como usted ha descrito.

Alianza entre Cortés y los Tlaxcaltecos | Palacio del Gobierno de México

Podrán negar los negrolegendarios lo que quieran. Pero la única verdad es la realidad. Y la realidad es que Cortés, con doscientos hombres, no hubiera podido conquistar un imperio que tenía 200.000 soldados y si lo consigue es porque los pueblos mesoamericanos, sometidos al imperialismo más atroz, deciden marchar con Cortés y convertirse a la nueva fe, porque era una fe de liberación.

Le dirán que fue una fe impuesta…

Mire usted, tan profundamente fue asumida esta fe por los pueblos indígenas que cuando hombres pagados por el imperialismo norteamericano, como Benito Juárez, y después los hombres de la pseudo revolución mexicana, intentaron erradicar el catolicismo de las masas populares, fueron los más pobres, los campesinos indios, los que se levantaron contra ese intento de sacar de su corazón a Cristo y eso dio origen a la famosa «revolución de los cristeros». No hay prueba más grande de que la evangelización fue popular y de que fue querida por el pueblo mexicano y asumida como una liberación.

¿Ha dicho que la revolución mexicana fue títere de EEUU?

Esa revolución mexicana fue completamente impopular, imperialista y fomentada por los Estados Unidos, lo que pasa es que toda la historia de México está falsificada, como toda la historia de Hispanoamérica y de la propia España. Porque la historia la escriben las potencias victoriosas, fundamentalmente Gran Bretaña, que fue la que ostentó la hegemonía del mundo tras la caída de la Hispanidad. Y por eso lo que hoy conocemos como Occidente es sinónimo de imperialismo, pero el verdadero Occidente era el extremo Occidente que España crea en América y que las masas populares asumen como propio.

Bartolomé de las Casas es un personaje muy contradictorio y que exageró los efectos dañinos de la presencia española en América.  Pero, al menos, habrá que reconocerle su defensa de los indios…

Bartolomé de las Casas, «el más grande mentiroso de la historia»

Pero ¿a qué indios defendió Bartolomé de las Casas? Si nunca conoció a ninguno, salvo a su amante. Cómo podía defender a los indios, si nunca aprendió la lengua de los indios, ni nunca vivió con ellos. Siempre vivió como un señorito, tomando los mejores vinos que se hacía traer de Europa, como se hacía traer ropas, y cobrando el sueldo más alto que jamás haya cobrado ningún funcionario en América. Es un farsante y un mentiroso.

Mientras que los verdaderos cristianos, como los franciscanos, como Motolinia, como Fray Montesinos… esos sí defendieron a los indios de los abusos que efectivamente existieron por parte de los encomenderos. ¿Cómo no va a haber abusos? Era una empresa de hombres, no de ángeles. Pero contra esos abusos se levantaron los franciscanos denunciando uno por uno, con nombre y apellidos, pero el farsante De las Casas nunca denunció en sus obras a una sola persona con nombre y apellido. Nunca pone ni fecha, ni día, ni nombre de los muertos ni de quienes los mataron. Es el único religioso que se conozca que no celebraba misa, no confesaba, no bautizaba… Fray Toribio no se cansó de denunciarlo y le mandó una carta al emperador en la que le presenta como un mercenario disfrazado de religioso. Es incomprensible que España haya tomado como héroe a un hombre que la denigraba, y quién sabe por qué motivo.

Tras el imperio español llegó el anglosajón. Ambos vienen encabezados por la misma palabra, pero no pueden ser más distintos.

Lo que ocurre es que Inglaterra fue un imperialismo mientras que España fue un imperio. Hay una diferencia sustancial. Para los anglosajones el mejor indio es el indio muerto. Y esto no fue algo metafórico, sino que se pagaba una cierta cantidad de libras por el cuero cabelludo de indios muertos. Y por tanto no cabía dar cultura a esa gente y mucho menos mestizarse con ella.

Y cuando llegan a un lugar, como el sur de África o la India, donde no pueden matar a todos, la política es el apartheid: jamás nos mezclaremos con ustedes, ni les trataremos. Es la segregación racial absoluta. Un modelo que no inventan ellos, pero del que son sus mejores cultivadores. En EEUU los indios no tuvieron nacionalidad hasta 1923. ¿Qué clase de república era esa? ¿Y cómo puede entenderse que hasta 1963 estuvieran prohibidos los matrimonios interraciales en la mayoría de estados del sur?

Pues lo anglosajón goza de muy buena fama en España…

Los hechos son lo que son. Robaron y masacraron a los indios, le robaron a México el 60% de su territorio, expulsando a los nativos después, y eso sin contar la masacre que hicieron en Filipinas. Ahora bien, si España no tiene memoria histórica, si no recuerda quién fue su verdugo, que fue el imperialismo norteamericano e inglés, que además le arrebató Cuba, es mejor que los españoles cierren España y se vayan. Porque un pueblo que no tienen memoria histórica no merece sobrevivir en la historia.

Cuando se habla de la desaparición de los pueblos indígenas de América, a menudo se ignora que la pérdida mayor se produjo cuando los territorios se habían independizado. Fueron las nuevas élites las que acabaron con los gauchos, por ejemplo, en la Argentina.

Lo que se desarrolla en Argentina es una guerra civil entre un sector que es profundamente hispanista, católico y económicamente proteccionista y un sector minoritario, que es el que está instalado en Buenos Aires, que es una oligarquía aliada de Inglaterra, anti hispanista, anti católica, anti patria grande y librecambista. Esa guerra civil la gana el bando de la oligarquía porteña que luego impone condiciones al interior derrotado y mata a entre 40.000 y 60.000 «federales», que así se llamaba a los partidarios de España y pro católicos. Este es el resultado de una guerra civil que dura desde 1810 hasta 1863.

En alguna ocasión le he oído comentar que había interés en aniquilar el imperio español porque ofrecía una alternativa al tipo de desarrollo económico que se impuso después. ¿En qué consistía esa alternativa?

El capitalismo es un concepto general que existió siempre -hubo un capitalismo agrario, esclavista…- y a partir del pensamiento cristiano que se estaba desarrollando en la escuela teológica española, especialmente en la Escuela de Salamanca, podía haber un modelo alternativo al capitalismo que se estaba engendrando en Inglaterra a partir del calvinismo. La opción calvinista se traduciría políticamente en imperialismo y económicamente en capitalismo salvaje, el capitalismo clásico que los anglosajones exportan por el mundo.

La opción española no pudo desarrollarse. Pero la prueba de que existía una opción diferente es que, en Alemania, después de la Segunda Guerra Mundial, surge el capitalismo renano, un capitalismo de rostro humano. España podría haber desarrollado un capitalismo de rostro humano, dos siglos antes de que empezara a plantearse, de no haber sido derrotada.

Elvira Roca, y usted también, sitúan en la llegada de los Borbones a la Casa Real española el origen de esta peculiaridad tan española de interiorizar la leyenda negra creada por los demás.

Es un dato objetivo y Elvira Roca Barea demuestra esto palmariamente y brillantemente en «Fracasología». Es ahí, sobre todo en los primeros cuarenta años, cuando la «leyenda negra» entra en España y es asumida, porque los Borbones querían legitimarse a sí mismos y denigrar el pasado anterior, el pasado de los Austrias. Y los teatros de Madrid, Valencia, Sevilla, Málaga… -que eran como el Netflix de hoy- se llenan de obras que asumen los discursos negrolegendarios. La nobleza no tiene el coraje histórico de plantarse, y se pone de rodillas, de modo que van a pasar muchos años hasta que esta nueva dinastía se nacionaliza, se españoliza.

Desgraciadamente cuando por fin se produce esta españolización, es la izquierda española la que asume la «leyenda negra», la historia de España contada por los enemigos de España. Si el primer culpable de que España haya interiorizado la leyenda negra hay que encontrarlo en el primer Borbón, los segundos culpables son los hombres de la izquierda española que en vez de construir una izquierda nacional construyen una izquierda internacionalista que odia a España y todo lo que representa, y que incluso cree que España no debería haber existido, y que hubiera sido preferible una fragmentación en estados diversos. Para ellos la construcción de España es un error histórico, y odian lo que España hizo en América. Por eso son balcanizadores. Excluyo de estas reflexiones al PSOE que representaron Felipe González y Alfonso Guerra.

Esta nueva izquierda habla de realidades plurinacionales.

Esta izquierda y sus émulos en Hispanoamérica, los Castillo, Boric, Petro… son balcanizadores en su apuesta por las pluralidades multinacionales. Porque cada vez que se ha proclamado una realidad plurinacional en la historia de la humanidad el resultado ha sido el caos y la destrucción, a excepción de Suiza. Porque el reconocimiento jurídico de la plurinacionalidad anuncia la fragmentación de ese Estado.

Hay historiadores de la izquierda que abogan por volver a una especie de ideal premoderno, representado por los Comuneros y las buenas prácticas de la España Medieval. Abogan por un poder fragmentado frente al Estado unitario moderno.

El principal promotor de los estados pequeños es la oligarquía financiera mundial, porque son fácilmente manipulables. Dime con quién andas y te diré quién eres. La izquierda española no es otra cosa que un caniche de la oligarquía financiera mundial. Sirven a sus intereses, como los sirven las pseudo izquierdas hispanoamericanas que ya hemos mencionado.

Usted ha llegado a calificarlos como mayordomos….

¿Qué duda cabe si son estos hombres los que han destruido las conquistas sociales de los trabajadores? Si son estos hombres los que obligan a pagar al trabajador español tarifas exorbitantes por la luz y el gas con la excusa de que hay una guerra cuando son ellos mismos los que han destruido el tejido energético y productivo de España. Son profundamente anti obreros y anti derechos sociales de los trabajadores.

Imagino que los socialistas españoles protestarían ante esa afirmación y le recordarían que han aprobado un Ingreso Mínimo de Inserción, o la subida del salario mínimo, por ejemplo.

Los socialistas históricos españoles me llegaron a decir que lo peor que le podía pasar a España es que gobernara este hombre que está gobernando. No tiene nada que ver con los hombres que hicieron la transición, son antagónicos. Los otros podían equivocarse, pero no odiaban a España. Estos sí.

El indigenismo es un movimiento al que la izquierda se ha apuntado en las últimas décadas traicionando una tradición previa, pues era partidaria de la Hispanidad.

los indigenismos conducen a la fragmentación territorial y a la impotencia

Ese indigenismo está también presente en España. Hay un indigenismo gallego, catalán, vasco… En el fondo este indigenismo, como el mapuche, parte siempre de una mentira histórica, que es la tergiversación de la obra de Isabel de Castilla, la más grande estratega y política que tuvo España, y de sus continuadores: Carlos V, que llegó inicialmente como extranjero, pero que finalmente se nacionalizó, y su hijo Felipe II. Ellos construyen la Hispanidad. De ahí parte el problema.

Como rechazan toda esta obra, y la rechazan porque tenía como cimiento el catolicismo, entonces van a la prédica de los indigenismos, que conducen a la fragmentación territorial y a la impotencia. Y si yo promuevo estados imponentes, lo que hago es servir al gran poder internacional que prefiere evitar los Estados grandes que puedan ofrecerle alguna oposición.

¿Por qué el vínculo con el catolicismo ha sido un factor añadido que ha alimentado todavía más el odio a lo español?

Porque como hemos dicho antes, con el catolicismo podía nacer un modelo capitalista distinto, donde el poder financiero mundial no podía explotar a la clase trabajadora a su gusto, de modo que había que terminar con España y con ese catolicismo que representa la posibilidad de un modelo capitalista distinto, no explotador a ultranza.

A partir de la Revolución Francesa está claro que el modelo republicano es anti obrero y anti católico. Anti obrero porque concentra todo el poder en manos de la burguesía, y especialmente de la burguesía financiera. Y anti católico porque teme que del catolicismo pueda surgir un modelo alternativo que se le oponga. Y así van a ser todas las repúblicas hasta después de la II Guerra Mundial, con el surgimiento de la Unión Soviética como gran potencia. Entonces deciden hacer concesiones al mundo del trabajo, para que no se decante por la alternativa comunista. Y cesan los ataques a la Iglesia porque se la necesita como aliada frente al comunismo. ¿Y qué pasó? Pues que cuando cayó la Unión Soviética esa alianza ya no era necesaria y volvieron a su modelo anterior: anti obrero y anti católica.