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¿Qué le perdonan menos: ser hispanista o ser argentino?

Bueno, es natural que caigan críticas por todos lados y que a uno quieran cortarle la yugular porque, seamos claros, hay un pensamiento hegemónico que gobierna las principales universidades del mundo, incluidas las católicas, y que gobierna los principales medios de comunicación del mundo. Ese pensamiento hegemónico es el pensamiento negro legendario, que hace suya la leyenda negra, que es la falsa historia de España, creada primero en Italia, pasada después a Alemania y a los Países Bajos, pero que se hace geopolítica en Inglaterra cuando decide exportarla como ideología de subordinación.

Después, curiosamente, va a ser tomada por la Unión Soviética y entonces esta leyenda negra que nace de la mano del imperialismo británico para aniquilar a España (y también para dar un tiro al catolicismo), es retomada por la Unión Soviética. Ahí se hace hegemónica en el mundo de la izquierda.

Cuando uno va contra lo políticamente correcto (contra la leyenda negra) es natural que todos aquellos que forman parte de ese pensamiento hegemónico salten. Porque se dan cuenta que la leyenda negra es un castillo de naipes. Ellos quieren evitar que se discuta, porque si se discute, la leyenda negra se cae, porque es una absoluta mentira.

Ha escrito «Lo que América le debe a España». ¿Cuál es la aportación española más dolorosa para la corrección política?

No hay ninguna duda de que lo que no se le perdona a España es haber llevado el catolicismo a América. Si España hubiese sido protestante, no tendríamos leyenda negra. Como no hay leyenda negra, pongamos, de la conquista inglesa de Australia o de Tasmania. En Tasmania, los ingleses hicieron un genocidio de tal naturaleza que sobrevivió una sola persona, una mujer. Y no hay leyenda negra sobre eso. Como tampoco hay leyenda negra de la conquista holandesa de Indonesia. La gente no sabe ni que Indonesia fue, por siglos, una colonia holandesa. Holanda no dejó un hospital, no dejó una escuela, no dejó nada. No dejó una universidad. Sin embargo, no hay leyenda negra. Como tampoco hay leyenda negra, y esto es importante, sobre la conquista árabe mahometana de Egipto o de la conquista musulmana otomana de Constantinopla. Donde entraron rebanando la cabeza a todos los cristianos. Nadie critica la conquista musulmana mahometana de Constantinopla. Nadie, todo el mundo la festeja. La única conquista que se critica es la conquista española de América.

Esto es porque…

Esto se debe a la Hispanidad y a la fe. Y la Hispanidad no es otra cosa que la catolicidad hecha carne, hecha pueblo. Es decir, la Hispanidad es la catolicidad que habla español. Y esa catolicidad representaba la posibilidad de construir un modelo económico contrapuesto al que estaba construyendo Inglaterra, basado en glorificar el egoísmo. En cambio, en España se seguía manteniendo la idea de justicia junto a la de libertad. Entonces Inglaterra tenía que derrotar también a España para eliminar la posibilidad de un modelo de producción que se le contraponía. Los británicos se basaron en el calvinismo, y Calvino decía que Dios no vino para todos, solamente para algunos. Y los ingleses preguntaron: «Maestro, ¿quiénes somos los que estamos salvados por Dios?».

Y ahí es donde hablaron de riqueza…

¡Claro! Calvino decía que se salvaban los ricos, que la riqueza es un signo de predestinación. Por eso dice «enriqueceos, porque será una muestra de que ustedes se irán al cielo». Está cambiando el ideal de vida porque antes un cristiano se ganaba el cielo en la tierra, siendo un buen hombre, siendo solidario con los otros hombres en la tierra, amando a los demás. Dios juzgaba según el amor. «Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, tuve frío…». Y frente a esto Calvino dice no, que de ninguna manera. El hombre se salva por la fe, y la riqueza es un signo de esa predestinación.

¿Y qué tiene que ver el calvinismo con la Leyenda Negra?

Los ingleses compraron estas ideas. Muchos habían ido a estudiar a Ginebra con Calvino y se creyeron esa milonga. Dios no ha venido para todos los hombres ni para todas las naciones. ¿Entonces para cuáles? Y los ingleses dicen que para ellos: «Somos el nuevo pueblo elegido por Dios, el nuevo Israel». «¿Pero cómo podremos estar seguros de esto?», se preguntaron. «¡La riqueza de Inglaterra será un signo de nuestra predestinación!». Y esto lo explica todo: Inglaterra se lanza a la conquista del mundo para hacerse rico. A partir de que Inglaterra interpreta que es el nuevo pueblo elegido por Dios, nace el imperialismo. Frente al Imperio Español que no pretende hacerse rico sino llevar la fe, nace el imperialismo británico con la única finalidad de enriquecer a Inglaterra. Y con la victoria de Inglaterra sobre Occidente –esto es, sobre la Hispanidad–, se impone un falso occidente, sinónimo de imperialismo. Pero el imperialismo es contrario al catolicismo. Un católico solo puede ser antiimperialista, antiimperialista del imperialismo anglosajón y calvinista.

Otra de las pretensiones de su último libro es ahondar en esta guerra cultural contra la leyenda negra. ¿Es una batalla perdida o queda esperanza?

Bueno, evidentemente esta batalla se ha perdido hace ya doscientos años. La vergüenza es que se ha perdido no por eficiencia de los otros, sino por negligencia de los hispanos. Porque la leyenda negra, si uno expone la realidad, se cae como un castillo en naipes. Los datos matan el relato negro legendario. Es verdad que cuando decimos que España abrió colegios, fundó universidades y estableció hospitales nos acusan de escribir una leyenda rosa. Pero no, no y no. Yo no hago leyenda rosa. Expongo los datos y los datos matan el relato negro legendario.

Dos de los bastiones que deberían defender la Hispanidad son la Iglesia y la Academia. En su libro cita a Sánchez Albornoz pero apenas quedan historiadores como él. Por no hablar de la Iglesia…

La Iglesia se ha suicidado. Ha abandonado la defensa de la Hispanidad sin entender, que la Hispanidad era la catolicidad. Los negro legendarios no quieren acabar con España sino con la Iglesia. Y la Iglesia se acaba de suicidar adoptando una interpretación completamente errónea de la conquista española de América. Los pueblos se hicieron católicos porque les dio la gana, porque quisieron. Nadie da su vida por algo que le ha sido impuesto. Cuando cayó el muro de Berlín, ¿usted vio las masas saliendo a Moscú a defender el comunismo? ¡No! ¡Qué van a salir si se lo habían impuesto! Pero cuando los gobiernos intentaron arrancar de raíz, como en México, el catolicismo, las masas indígenas, los más pobres, aquellos a quienes supuestamente se les había impuesto la fe, salieron en defensa de la fe, machete en mano, escopeta en mano para defender a la Iglesia.

El Dios que predicaban los frailes, el Dios que predicaban los franciscanos descalzos en México era un Dios de amor, frente al dios de la muerte que tenían. Los indígenas pronto comprendieron: «Nuestro antiguo dios nos pide sacrificios humanos y este dice que todos los hombres son iguales, hermanos en Cristo y traen ideas de justicia y libertad. Entonces es mejor este nuevo Dios». Se hicieron cristianos porque quisieron. No hubo imposición del catolicismo, sino profunda seducción. Y la Iglesia ha cometido el error de tomar prestada una interpretación de la balcanización que han hecho los enemigos de la Iglesia. Es un error.

Y en la Academia, por su parte, pasa algo parecido. No es que ya no queden prestigiosos académicos, porque los hay. Lo que pasa es que tienen temor. Temor de hablar y ser acribillados por lo políticamente correcto. Entonces el temor los inhibe, en realidad son tibios. Y ya sabemos lo que decía Jesús de los tibios.

La leyenda negra estos días ha encontrado en la ideología woke su mejor aliado…

El wokismo es la continuación lógica y necesaria de ese falso occidente que fue Inglaterra. Al destruir el Imperio Español, ese falso occidente –compuesto principalmente por la élite británica– se vinculó con la oligarquía financiera mundial. De ahí la crítica feroz contra la Hispanidad y su obsesión por fomentar la leyenda negra. Pero claro, como Roma no paga traidores, esa oligarquía financiera mundial también ha decidido destruir el mundo anglosajón.

El wokismo es la consecuencia lógica de todo lo anterior. Es la afirmación del relativismo absoluto, la negación de la idea de sustancia y la negación del pensamiento católico y greco romano. Todo ello con el objetivo de establecer la dictadura de lo políticamente correcto. Quien niega la idea de sustancia, niega que el gallo sea gallo y la gallina sea gallina. Eso es una dictadura, la dictadura del número ocasional, de lo arbitrario. Entonces el wokismo no es otra cosa que la continuación y profundización de la crítica y del intento de destrucción del catolicismo, con un rostro moderno.

Antes ha hablado de la negligencia de los propios. ¿Por qué nos sorprende la leyenda negra si dentro de España también encontramos enésimos intentos por destruir España?

Bueno, porque el origen de la mala política es siempre la falsa historia. Hoy hay un sector político de España que odia a España, que piensa que España no debería haber existido, que debería haber existido una Cataluña independiente, un País Vasco independiente, una Galicia independiente. Pero eso desgraciadamente forma parte de España. España fue siempre un estar en peligro de muerte. En peligro de muerte contra el Imperialismo mahometano. Entonces España surgió en Covadonga aunque esos hombres no tuviesen conciencia de lo que estaban haciendo. No se sometieron al imperialismo árabe mahometano. Y en ese grito de resistencia en Covadonga está el germen de la España que odian. La defensa de la fe dio la identidad al pueblo español.

España después fue un estar en peligro de muerte frente al disgregador y balcanizador imperialismo anglo-calvinista. Entonces la esencia de España fue siempre la lucha por la fe. Esa era la unidad de la Península y de los pueblos que hablaban distinta lengua. La lucha por su fe contra un enemigo que quería arrebatar la fe católica, el imperialismo anglosajón empeñado en balcanizar la Península.