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Es difícil ver uno de sus vídeos y no reírse o, por lo menos, sonreírse. Lo que es imposible es sentirse ofendido (y si a alguien le pasa, que se lo haga mirar). Aparte de divertidos y, en no pocas ocasiones, con mensaje, son vídeos cuidadosamente editados, algo que no siempre abunda en la galaxia Youtube. La mezcla de todo esto ha hecho que a sus veintipocos años, Pedro se haya abierto camino en el mundo de la comunicación, adonde ha venido no para quedarse, sino para llegar muy lejos. Y si no, al tiempo. Las cosas como son.