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El joven permanece de pie, inmóvil, con la vista fija en la fachada histórica que se alza en un extremo de la plaza. Unos metros más allá una chica de unos 20 años lee un libro de Gandhi. Algo más a su derecha otro estudiante está detenido a unos pasos de una boutique de alta joyería, con la mirada perdida en el edificio del Ministerio de Justicia.

En total, unas cuantas docenas de estudiantes están desperdigados a lo largo de la plaza Vendôme, silenciosos y desafiantes. Los transeúntes caminan entre esas estatuas humanas y las miran con curiosidad. La policía está desorientada: los gendarmes se miran sin saber qué hacer y piden instrucciones por teléfono. No pueden actuar porque la presencia diseminada de jóvenes con gesto ausente no puede considerarse formalmente una manifestación.

Y la creatividad cambió de bando

Estamos en París, en abril del año 2014. En ese mismo momento otro centenar de jóvenes permanece quieto con la vista clavada ante otros ministerios. La misma escena se repetirá en los días siguientes a lo largo y ancho de toda Francia. Decenas de personas anónimas se quedarán congeladas unas horas frente a edificios oficiales con la frente erguida o con un libro entre las manos. No se trata de una performance posmoderna ni de un flashmob vacío de mensaje. Estos franceses son activistas del movimiento La Manif Pour Tous que ejercen una nueva forma de protesta contra la iniciativa legislativa que busca legalizar el matrimonio y la adopción homosexuales. Parece que, en esta ocasión, la creatividad ha cambiado de bando.

La protesta de los centinelas

“El ‘veilleur debout’ es un resistente silencioso que se dirige contra la injusticia y la falacia de los gobiernos. Denuncia las leyes que destruyen al hombre y la civilización”. Así se pronuncia el joven Nicolas Bernard-Busse, encarcelado por la policía mientras participaba en una vigilia de protesta. Su delito fue pasar la noche sentado a la luz de las velas en compañía de otros franceses comprometidos. Bueno, eso e idear fórmulas pacíficas de oposición democrática al pensamiento único. La protesta de los centinelas irradia la fuerza que tiene aquel que no se resigna ante la descomposición que le rodea. La escena de la plaza Vendôme transmite la belleza de la rebeldía de unos jóvenes frente a un régimen caduco.

Gays contra el lobby

La Manif Pour Tous se organizó como una confederación de asociaciones civiles que defienden la institución familiar a la vez que combaten la ideología de género y la cultura de la muerte. Se trata de un movimiento apolítico y transversal. Su composición es heterogénea, formada por asociaciones civiles laicas confesionales (especialmente cristianas y musulmanas) y aconfesionales. Dentro de esta confederación encontramos organizaciones que trabajan por una causa concreta como la lucha contra el aborto o la eutanasia, y también ONG con finalidades tan variopintas como la concienciación sobre el síndrome de la alienación parental, el acceso de las familias a alimentos de calidad o la educación de niños en el Mekong. Además, participan en La Manif Pour Tous algunos grupos feministas y gays que no comparten los objetivos del lobby mayoritario. La fuerza de La Manif Pour Tous procede, precisamente, de su gran diversidad y capilaridad, que abarca desde grupos de excursionismo hasta colectivos profesionales de profesores o psicólogos conscientes de los estragos que estaba causando la ideología de género en la población.

Ludovine de la Rochère. | lamanifpourtous.fr

Una nueva forma de hacer política

La Manif Pour Tous es una “Solidaridad antropológica”, llegó a decir su presidenta, Ludovine de la Rochère, en una clara referencia al sindicato de inspiración católica que plantó cara en Polonia al totalitarismo comunista. Los partidos y grupos de interés tradicionales quedaron superados por este nuevo fenómeno que rompía las etiquetas y formas de trabajo habituales. Se trataba de una nueva forma de hacer política. A lo largo de todo el país surgían actos de protesta espontáneos que eran rápidamente propagados a través de las redes sociales y replicados en otras ciudades.

Sí se puede

Esas jornadas de protesta fueron denominadas como la “primavera francesa” y se equipararon por la prensa internacional con las del mayo del 68. El éxito de la movilización logró poner contra las cuerdas al presidente Hollande y al lobby gay. El Gobierno socialista se puso tan nervioso que llegó a utilizar la violencia contra familias, niños y ancianos para intentar frenar las manifestaciones, concentraciones y vigilias que hacían vibrar a todo el país. Quienes formaron parte de esas jornadas de contestación afirman que lo que más les inspiraba era esa especie de energía colectiva que se vivía en esos momentos, esa especie de ilusión compartida que les empujaba a plantar cara y a creer que, con una absoluta desigualdad de medios, era posible revertir la ofensiva parlamentaria. ¿Cómo era eso de “sí se puede”? Finalmente, el Parlamento acabó aprobando la controvertida ley y el movimiento social empezó a perder fuelle. En la calle, pero no en los corazones. Puede que los jóvenes (y no tan jóvenes) que impulsaron La Manif no cambiaran el mundo, pero ellos sí que cambiaron.

El Mayo del 68 conservador

“La fuerza de La Manif Pour Tous es que da una explicación del mundo”, reconoció Gaël Brustier en su artículo El Mayo del 68 consevador: ¿qué quedará de La Manif Pour Tous?. Esta afirmación tiene una gran importancia, ya que Brustier es un analista político de izquierdas y gran conocedor de la obra del autor revolucionario Antonio Gramsci (intelectual que sentó las bases teóricas del poder cultural). Y este tipo no dice las cosas a humo de pajas.

La batalla cultural

A la vista de la limitación del alcance que tiene la movilización ciudadana, algunos pensadores regeneracionistas sacaron la conclusión de que para conseguir objetivos a largo plazo el movimiento debía dar paso también al combate por la hegemonía cultural. De esta convicción surgió la asociación Ichtus, organizada con el propósito de generar líderes de la sociedad civil con sólidos valores morales. Ichtus asume el enfoque metapolítico y parte de la base de que para conseguir cambios profundos en política es necesario estar primero en condiciones de ofrecer una visión alternativa de la persona, del vínculo social, de la economía o incluso de la belleza y el arte. Ichtus trata de formar a una nueva generación de jóvenes para la acción cultural por medio de la organización de coloquios, conferencias, publicaciones, cursos de formación y grupos locales de trabajo. La Manif Pour Tous, como la energía, no se destruía: se transformaba y pasaba a los barrios.

Pensar globalmente, actuar localmente

Eduardo Galeano, autor de referencia de la izquierda alternativa, escribió que «mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo». Las nuevas izquierdas mundiales gozan de una gran vitalidad porque han acertado con la estrategia de pensar globalmente y actuar localmente. Han trabajado a largo plazo cultivando día a día un rico ecosistema en el que han germinado multitud de asociaciones culturales, organizaciones deportivas, cooperativas de trabajo, ONG y plataformas vecinales de muy diverso pelaje. La pregunta que se impone es si tiene sentido que la causa conservadora adopte una estrategia similar. El enorme éxito cosechado por La Manif Pour Tous nos invita a responder en sentido afirmativo.

Hobbits en ‘El señor de los anillos’.

Las ruedas del mundo

Un vistazo rápido a un manual de primeros auxilios como es El Señor de los Anillos nos lo confirma. Tolkien sabía mucho sobre la gente pequeña y el papel que juegan en las épocas oscuras. “Así son a menudo los trabajos que mueven las ruedas del mundo -explica Elron a los hobbits para hacerles comprender la trascendencia de su misión. Las manos pequeñas hacen esos trabajos porque es necesario hacerlos, mientras los ojos de los poderosos se vuelven a otra parte”. Los reyes y los señores están demasiado ocupados con sus grandes planes. Por eso, la victoria acabará llegando gracias a la generosidad y entrega de unos tipos bajitos y regordetes a los que les encantan las fiestas, pasear y fumar en pipa.

Tú también puedes ser un centinela

Los centinelas son un símbolo de quienes son capaces de mantenerse de pie en un mundo en ruinas. Sería un error pensar que su vigencia se limita a un episodio ocurrido en Francia hace tres años. También hoy hay centinelas entre nosotros. Surgen bajo diferentes formas y con diferentes nombres. Puede que en tu casa tengas un centinela en potencia. Puede que tú mismo seas un centinela a punto de despertar.

Respeto por Navarra

El curso pasado la presentación de una exposición blasfema en Pamplona dio lugar a la creación de la plataforma cívica Respeto por Navarra. Esta asociación surgió con la idea de defender las raíces y tradiciones navarras y consiguió aglutinar en tan solo unos días a varios miles de vecinos y voluntarios. La plataforma demostró una gran capacidad para granjearse apoyos y azuzar las redes sociales. Salieron a la calle y pidieron la intervención de las autoridades. ¿No son ellos unos verdaderos centinelas?

Cuando los orcos huyen

Poco tiempo después se producía una gesta similar en Barcelona. Mossèn Rafael y los Jóvenes de San José lograron detener mediante una revuelta vecinal los planes del consistorio de Ada Colau de expropiar la iglesia de Santa María de Gracia. A la vista de la movilización inmediata que se desencadenó, la burocracia laicista optó por enterrar sus planes, al menos provisionalmente. Y es que a veces parece que los orcos huyen en cuanto los hobbits salen de su comodidad para defender lo suyo.

Un arma de persuasión masiva

Hoy la actualidad nos lleva a Cataluña. En esta tierra, además de organizaciones que empiezan a gozar de cierta notoriedad, como Sociedad Civil Catalana, han surgido otras iniciativas de centinelas que son muy interesantes. Somatemps es un colectivo surgido para dar la batalla cultural al independentismo. Una especie de Ichtus que defiende la verdadera tradición hispánica de Cataluña. Su labor se centra en la divulgación de argumentos de riguroso carácter histórico para poner al descubierto los mitos y leyendas del nacionalismo catalán. La verdad puede ser un arma de persuasión masiva. Somatemps son algo así como unos centinelas culturetas, pero debemos recordar que los centinelas de París no solo permanecían de pie: también leían libros.

Un viejo conocido

En la Cataluña de hoy también encontramos el caso de Jaume Vives y su Resistencia Catalana. Vives y un puñado de familiares y amigos han decidido defender Cataluña y España desde su balcón de la calle Balmes. Y lo hacen sin más ayuda que un megáfono y mucho sentido del humor. Desde esa atalaya denuncian los abusos que la Generalitat somete a la Cataluña silenciada, ponen canciones de Manolo Escobar a todo trapo y trollean con buen rollo a sus vecinos indepes.

Ewoks en ‘La guerra de las galaxias’ | starwars.com

Únete a la Alianza Rebelde

La iniciativa recuerda a la resistencia de los ‘ewoks’ frente al Imperio en la saga de La Guerra de las Galaxias. Los tipos son algo así como mimosines de un metro de alto y armados únicamente con lanzas y flechas. Su pequeño tamaño no les impide sumarse a la Alianza Rebelde. Y no pretenden enfrentarse en duelo al Emperador o sus paladines. Su misión es tal vez modesta: destruir un generador que los soldados imperiales han construido en sus bosques. Al final resulta que esa estación proporcionaba el escudo de defensa que blindaba la Estrella de la Muerte y su destrucción marca el desenlace de la batalla espacial que libran las naves rebeldes. Así, la victoria de la Alianza no hubiera sido posible sin la audacia y valentía de nuestros pequeños héroes. La moraleja es clara: Puigdemont y su ANC pueden esperar, salvemos nuestros balcones.

Tiempo de hobbits y de ewoks

En el siglo XXI la nueva política se articula desde la base. Como le gustaba decir al controvertido Reverendo Cecil Willians: “Son muchos los que dicen que quieren salvar el mundo. ¿Por qué no pruebas con tu barrio?”. Quienes aspiran a cambiar las cosas deben asumir que ha pasado el tiempo de los líderes providenciales y que la regeneración la traerán grupos reducidos de voluntarios trabajando por un ideal común. Y a esta tarea están llamados todos aquellos a los que les mueve el amor a un mundo que está en peligro. Vuelve a ser tiempo de hobbits y de ewoks. No se trata de acudir a un enfrentamiento total contra Mordor o el Imperio. Se trata simplemente de defender una plaza, un barrio o un balcón. Y para eso vale un blog, una asociación cultural o un megáfono. Bien mirado, para construir una alternativa a todo lo que se desmorona no se necesita la caricia en el lomo de los gobernantes, sino la rebeldía y la imaginación de los centinelas.