Rainer Zitelmann nació en Frankfurt, en el año 1957. En su juventud, empezó simpatizando con el Partido Socialdemócrata teutón, entonces comandado por el canciller Willy Brandt, pero acabó gravitando hacia la extrema izquierda. Con trece años, fundó un grupo de agitación llamado Célula Roja. A los dieciséis, publicó un kilométrico ensayo acerca de los tres volúmenes de El capital, la obra de referencia de Karl Marx.
Fue en la universidad donde Zitelmann empezó a cuestionarse estas creencias. Su estudio del nacional-socialismo y de la figura de Adolf Hitler le llevó a una conclusión inquietante: al contrario de lo que sostenían sus camaradas, el Führer compartía muchos puntos de la doctrina revolucionaria y del pensamiento económico marxista. Con la elaboración de su tesis doctoral, Zitelmann consolida su alejamiento de las posiciones políticas extremas que había sostenido en su juventud y se compromete con la lucha anticomunista que hizo posible el derribo del Muro de Berlín y el fin de la Unión Soviética.
A lo largo de los años 90, Zitelmann dirige con éxito el tercer sello editorial más importante de Alemania y se especializa en la publicación de textos liberales y conservadores. Pronto da el salto a Die Welt, uno de los periódicos más importantes del país germano, donde dirige la sección de opinión y se convierte en un auténtico gurú del sector inmobiliario. Su conocimiento del ladrillo le empuja a dar el paso de crear una empresa de consultoría, Zitelmann PB GmbH (hoy PB3C), que pronto se convierte en una de las firmas de referencia en el mundo de la construcción.
Zitelmann empleó el grueso de los beneficios conseguidos con su empresa en la compra de activos inmobiliarios en zonas degradadas de Berlín por las que muchos expertos no daban ni un duro. Tenía la convicción de que la transformación capitalista que estaba viviendo el país alemán conduciría, necesariamente, a la revalorización de muchos barrios de una capital que, durante los años de la Guerra Fría, sufrió un notable éxodo de talento hacia otras áreas occidentales del país donde la amenaza del comunismo estaba menos latente.
Convertido en millonario, Zitelmann cosecha ahora las mieles del éxito como escritor y divulgador. Ha publicado más de una veintena de libros y, tras el éxito que han cosechado sus traducciones a otros idiomas, Unión Editorial acaba de publicar su primera obra en español, “El capitalismo no es el problema, es la solución”.
El libro constituye una devastadora refutación de las teorías comunistas y socialistas. A Zitelmann le interesa la teoría, claro está, pero en este ensayo se centra en medir los resultados de estas doctrinas en la práctica. De esta forma, el autor se embarca en un viaje por algunas de las experiencias más intensas de socialismo jamás conocidas, pasando por la China de Mao, la Rusia soviética, Alemania del Este, Corea del Norte, Venezuela… A través de todo tipo de datos y episodios históricos, el autor conoce en primera persona el desastre provocado por el marxismo allí donde se ha aplicado. Además, Zitelmann dedica un capítulo entero a los artistas e intelectuales que, a lo largo de los años, han insistido en defender el comunismo y el socialismo a pesar de su largo historial de fracasos.
Ahora que el centro-derecha español vive una profunda transformación y explora el desarrollo de nuevos proyectos intelectuales menos acomplejados y más críticos con las ideas-fuerza de la izquierda, esta obra constituye una aportación muy necesaria para repasar los últimos cien años de historia política y económica con la mirada puesta en la miseria que provocan el intervencionismo, el dirigismo y la planificación.
Pero en “El capitalismo no es el problema, es la solución” también se explora el impacto que ha tenido la introducción de reformas pro-mercado en países deprimidos por el comunismo o el socialismo. El impresionante crecimiento de Hong Kong, la riqueza propiciada por la Alemania reunificada, el innovador modelo de Corea del Sur, el despegue de Chile… Zitelmann enseña al lector el efecto positivo que han tenido las reformas aperturistas aprobadas por estos países. Además, explora el futuro de África, rompiendo con los tópicos que nos hablan del “continente negro” como un pozo de pobreza que no tiene remedio y mostrando cómo algunos de sus países están saliendo adelante a base de promover la emergencia de modelos de mercado.