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Para el gran público, es sobrino -cuando no el vivo retrato- de Miguel de la Quadra-Salcedo, El Magnífico. Pero, no siendo poco eso, es mucho más. Es Telmo Aldaz. O sea, cristiano viejo, cruzado de la causa, caballero de antigua estampa. Y también: vagabundo por los caminos de Dios, surcador de mares, contador de estrellas, animal televisivo… Por resumir: un gran hombre; tanto, que detrás de él, como detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer: Isabel.