Los hay que enseñan a dibujar y los hay que enseñan dibujando. Es este el caso de Javier Rubio y José Manuel Pastor, los chicos de Academia Play, una plataforma de vídeos animados de contenido cultural y de entretenimiento. Si Pastor y Rubio se apuntaran al embellecimiento de su propia historia, dirían que todo empezó en el garaje de un suburbio cedido por los padres de uno de los dos.
Pero no fue exactamente así. Todo empezó en Javea, una noche del verano de 2015, tomando una copa o, por ajustarnos más a la verdad de los hechos, dos, puede incluso que tres.
Fuera cual fuese el número, lo cierto es que Pastor le dijo a Rubio que eso que había hecho, un vídeo en sus ratos libres que terminó por convertirse en viral, tenía que volver a hacerlo, esta vez juntos los dos, y no una sola vez sino muchas, al menos una por semana, todo con el sello de una marca y la sana idea de poder vivir de ello.
Tres años después, los números muestran que la de aquella noche no solo fue la conversación exaltada de dos amigos en el segundo grado de la escalada etílica: más de un millón de seguidores en Facebook y cerca de 800.000 suscriptores en Youtube.
De la tabla del 9 a Red Bull
En este último canal, los vídeos de Academia Play han superado las 36 millones de visitas, una cifra mareante pero todavía insuficiente para llegar a fin de mes, no solo Rubio y Pastor, sino el resto de manos, voces y cabezas pensantes que, en este tiempo, se han ido incorporando al proyecto. Y aquí es donde entra en escena -¿o habría que decir en juego?- Corporatia Play.
Se trata de la empresa con la que Pastor, Rubio y compañía prestan servicio, también con vídeos en los que una mano dibuja la historia que va relatando una voz en off, a marcas tan fácilmente reconocibles como Red Bull, Deloitte, Liberbank, El Español, Santander, BBVA, Sportyou, Jleo’s, Vox, Ecoembes, Sportium, ATKearney, Agencia B12, Wolder, Basket4Us o Técnicas Reunidas.
Que los ingresos obtenidos a través de Corporatia Play sirvan para mantener funcionando a pleno rendimiento a Academia Play, no significa que esta sea el patito feo, el pariente pobre de esta historia, más bien al contrario. De no haber sido por vídeos como el del crack del 29, el making of de La Naranja Mecánica o la magia de la tabla del 9 (este último, 30 millones de veces compartido en Facebook), es probable que ninguna de las empresa anteriores se hubiese puesto en contacto con Rubio y Pastor para contratarles sus vídeos.
Historias de la Historia
Y luego está la satisfacción personal de que lo que haces sirve. Por ejemplo, ir a Ifema, al SIMO, el Salón de Tecnología para la Enseñanza, y que sean varios los profesores que se dejan caer por el stand de Academia Play para reconocerles que en clase ponen sus vídeos a los alumnos. Lo que no significa, ojo, que lo que se busque sea sustituir la letra impresa y el necesario esfuerzo nemotécnico por el visionado de youtubes.
De hecho, la pasión por el saber y la enorme curiosidad por la vida de los otros y por cualquier cosa que suceda en el ancho mundo allá afuera que transmite Javier Rubio incluso en su conversación no puede ser sino fruto de muchas horas de lectura, como atestiguan los títulos y más títulos de su biblioteca, leídos, subrayados y con anotaciones en los márgenes, títulos a los que, en breve, se incorporará uno nuevo, este firmado por Academia Play y editado por La Esfera de los Libros.
Quién sabe si hojear las páginas del libro o ver alguno de los vídeos de la plataforma puede ser el desencadenante de un gran aporte para la humanidad, de la misma manera que Heinrich Schliemann, el descubridor de la ciudad de Troya, se enamoró de la antigüedad clásica gracias a un ejemplar ilustrado de la Odisea que le regaló su padre de niño la mañana de Reyes Magos.
A la espera de apuntarse o no un tanto, los chicos de Academia Play siguen publicando historias de la Historia, listas de curiosidades, consejos para la vida práctica o pequeñas grandes anécdotas de esas que hacen más llevadero el tiempo entre transbordo en metro y transbordo. Será por contenidos. Hay contenidos para aburrir. O mejor: para entretener. Para entretener enseñando y aprendiendo.
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