Es una gélida mañana de enero. Mientras espero al taxi que han enviado a recogerme para llevarme a plató observo los restos de nieve sucia amontonados que ha dejado atrás Filomena. Al taxista le pregunto si le mandan de Playz. Se muestra visiblemente confundido. Pruebo otra vez: ¿Le envían los de RTVE? «No sé. Tengo aquí un taxi encargado por Inés», me dice.
No quiero subirme a un vehículo que no va destinado a mí, de modo que hago una rápida búsqueda en internet: Inés, Inés Hernand, así se llama la presentadora del programa GenPlayz, que junto con otra estrella internáutica de origen influencer, Darío Emehache, hospedan un espacio de debate joven que se ha convertido en el último año en todo un fenómeno mediático.
Una produccón modesta pero seria
Al llegar descubriría que no era Hernand en persona quien había encargado el taxi, pero eso ya importa poco: ahora intento encontrar la entrada a plató, sito en el barrio madrileño de la Guindalera, no lejos de la plaza de Las Ventas. Por suerte me recibe rápidamente el personal responsable de GenPlayz, y me guían a través de un bajo poco lustroso, indistinguible de los edificios residenciales donde se encuentra, que cualquiera diría que alberga un taller mecánico antes que la realización de un programa a la vanguardia de los contenidos digitales en España.
Una vez dentro, un par de golpes de maquillaje, una botellita de agua y a esperar las indicaciones del equipo de contenidos mientras nos microfonan. Al poco llegan la escritora Luna Miguel y el filósofo Ernesto Castro, que también participan en la mesa. Por vía telemática entrará desde París Elizabeth Duval. Este fue el mayor aliciente del programa, pues sería en este episodio en el que la filósofa declararía aquello de que los youtubers que evaden la tributación española en Andorra deberían ser ajusticiados en la plaza pública.
Estas declaraciones, que generaron un auténtico tifón mediático (siendo reseñadas hasta por Libertad Digital o ¡Cuarto Milenio!) son sólo una muestra de las diversas intervenciones que, al trascender el ámbito digital al que está destinado el contenido de Playz (el programa GenPlayz sólo se emite en YouTube), han hecho de esta tertulia televisiva un referente para jóvenes y no tan jóvenes en nuestro país.
Un canal por y para jóvenes
Playz, producido por RTVE en tándem con The Story Lab, es una plataforma que alberga tanto documental como ficción. Una de sus querencias es la cobertura de los eventos de freestyle entre raperos españoles, el ámbito que más visualizaciones les reporta. Recientemente han estrenado también una serie protagonizada por los riders, una parodia de los nuevos trabajos precarios de los repartidores a domicilio.
Agustín Alonso es el coordinador de contenidos de Playz, y su subdirector. Los términos que más repite en su charla conmigo son «relevancia», «actualidad», e «información plural y rigurosa», lo que demostraría, pese a todos los reproches que pudieran hacérsele a la cadena, el compromiso de este equipo joven de redactores y productores con la confección de un «entretenimiento de calidad».
Me explica que el nombre de «Playz» es en sí mismo una declaración de intenciones: se trata de un canal emanado de Televisión Española, pero bautizado con otra marca porque la de RTVE «sonaba muy antigua para los jóvenes». El grueso de la redacción («bastante joven y femenina», destaca Alonso) está en plantilla de RTVE, aunque externaliza parte de su contenido con productoras ajenas. El coordinador de Playz defiende esta opción, pues considera que la televisión pública «debe contar con el talento externo». Además, si esto es así, se debe fundamentalmente a la falta de medios suministrados por la corporación. «Pero la producción ejecutiva se revisa activamente por parte de los internos», me tranquiliza.
Un rápido vistazo a sus contenidos sirve para descubrir cuál es el target primordial de la plataforma: el público joven. No solo por su programación, sino también por su hábil dominio de las redes sociales para promocionar sus espacios, así como por una presentación visual muy cuidada y afín a la estética millennial.
En este mismo propósito de buscar la audiencia joven se gestó el programa GenPlayz, cuyo primer episodio se estrenó en septiembre de 2020. El acrónimo ya hace referencia a quienes son tanto los destinatarios como los protagonistas del espacio: la Generación Zeta, esto es, aquellos nacidos entre mediados de los años 90 y principios de los 2000. Un formato más bien clásico (una mesa de debate), aunque embalado con una cobertura tardomoderna y atractiva. GenPlayz se ha convertido en el programa de la cadena con más proyección fuera de los ámbitos estrictamente digitales: a base de polémicas, controversias y discusiones sonadas, el espacio dirigido por Hernand y Darío ha atraído la atención de los medios tradicionales y los foros analógicos.
Repensar los debates televisivos
La idea parece clara: ofrecer una plataforma para una discusión templada y amistosa entre personalidades formadas en distintos ámbitos que son referentes para los jóvenes consumidores de contenido audiovisual en internet. Agustín indica que esta pretensión se enmarca dentro del contexto actual de «polarización y crispación» que, a su entender, se intensificó a raíz del confinamiento por la pandemia. Desde Playz buscan, por tanto, ocuparse de temas polémicos y de actualidad, que habían quedado tradicionalmente relegados al olvido por parte de la programación mainstream de las televisiones y el dominio mediático de los boomer, y todo en un ambiente distendido y constructivo. Diego Martínez, editor de La Controversia y extrabajador del departamento de guión de GenPlayz, lo tiene claro: «El éxito del programa reside en haber cubierto un nicho que estaba huérfano en el espacio audiovisual«. Cuenta que «es el único formato diseñado específicamente por y para jóvenes, y ha conseguido que los debates reflejen sus inquietudes con una voz y una óptica propias».
Ofrezco una selección de algunos de los ámbitos de debate que se han venido abordando: al margen del poliamor (sobre el que servidor estuvo discutiendo en el programa), se han tratado asuntos como la desatención de la salud mental, el cambio climático, los métodos anticonceptivos, el veganismo, la batalla ideológica contemporánea, la menstruación, los problemas de las redes sociales, las vicisitudes de la universidad, los memes, el activismo político digital, las nuevas masculinidades y el feminismo, o el cuestionamiento de la telebasura.
El crítico cultural Víctor Lenore encuentra en este aspecto el principal acierto de GenPlayz. «Han sabido seleccionar muy bien los asuntos que se debaten, que son centrales en las vidas de los jóvenes españoles (política, cultura, relaciones personales…)». El crítico ve también capital para explicar el éxito del espacio la selección de invitados, que «en general tienen buen nivel intelectual, saben expresarse y debatir mejor que muchas tertulias de Atresmedia o Mediaset». Así, al margen de la parte visual, que reconoce «está muy cuidada», el canal ofrece un «buen nivel de tensión argumental», aunque esto «no eclipsa el debate».
¿Edadismo?
Una reseña del nuevo espacio puesto en marcha por Playz el año pasado llegó a preguntarse «dónde estaban los viejos» en todo esto. Lenore, en la suya propia, llamó la atención sobre el riesgo potencial de que la atención focalizada en los problemas de la juventud pudiera derivar en una suerte de ensimismamiento generacional algo narcisista y desligado de sus mayores, cuando no directamente gerontófobo.
Sin embargo, los responsables de Playz como Agustín, en lo que otros encuentran su debilidad, ven su principal fortaleza. Para él los jóvenes, por el mero hecho de serlo, no se ven lastrados por la inexperiencia o la falta de conocimientos. Además, desde GenPlayz pretendieron desde el principio «dar voz» al público joven (un servicio que el coordinador del canal considera una «obligación» para la televisión pública), por lo que no entienden que tantos «búmers» y «millennials viejos» se mostraran tan molestos. «Buscábamos confrontar posiciones complementarias en torno a temas de interés para la horquilla de edad a la que nos dirigíamos», aclara Alonso.
Una audiencia en alza
GenPlayz se emite martes, miércoles y jueves a las 20:00 en YouTube, en un falso directo que permite a los espectadores comentar simultáneamente el programa en un chat. No ocupan un espacio en la parrilla de la televisión convencional, pero no parecen necesitarlo. El canal de YouTube de Playz cuenta con 658.000 suscriptores. En lo que se refiere a GenPlayz, las audiencias oscilan entre las 20.000 y las 100.000 visualizaciones, en función del caché de los invitados y lo candente del tema tratado.
Los datos de audiencia suministrados por RTVE confirma que Playz bate récords de espectadores en cada temporada. El coordinador de contenidos se muestra ilusionado por el futuro de la cadena joven, y «satisfecho y orgulloso» de que su equipo haya sido capaz de sacar adelante en menos de cuatro años y con «muy poco presupuesto y difusión promocional» una marca cada vez más reconocible entre los jóvenes. «Nos está escribiendo mucha gente para ofrecerse a participar en el programa», lo que para Agustín demuestra el interés creciente entre los zetas por GenPlayz. Señala, no obstante, que en la televisión pública las audiencias no deberían serlo todo. Admite que «si no hay audiencia no hay relevancia», pero que para el equipo de Playz lo primordial es estar en el ojo del huracán de la actualidad social, lo que de acuerdo con Alonso determina la pertinencia de una televisión financiada con los impuestos de los españoles. Parece obvio que este proyecto televisivo ha triunfado en su pretensión de atraer el interés de la ciudadanía sobre sus contenidos.
El tema más controvertido: la Ley Trans
Algunos de los comentarios vertidos por el sector favorable a la nueva legislación trans en el debate sobre la misma generaron una reacción airada del sector feminista radical, y un aluvión de denuncias ante el Observatorio de Igualdad de RTVE. UGT RTVE presentó una queja ante este mismo Observatorio, acusando a Playz de cobijar declaraciones en las que se animaba a agredir, denigrar y silenciar las opiniones contrarias al borrador preparado por el Ministerio de Irene Montero.
Una diputada del PSOE, incluso, llevó esta disputa a sede parlamentaria, preguntando a la anterior presidenta del Consejo de Administración de RTVE, Rosa María Mateo, sobre las actuaciones de la cadena ante las «amenazas» y la «apología de la violencia» escuchadas en el debate. Mateo consideró el vídeo cómico del colaborador que criticó a los opositores a la ley trans «una intervención que sobrepasó los límites de la crítica, en un vídeo que creo que no se debió emitir». Ante la avalancha de críticas al programa en redes sociales, Mateo aseguró que los responsables de la cadena habían tomado las «medidas pertinentes» (o sea, prescindir temporalmente del colaborador Danel), pero que estaba fuera de toda duda que la plataforma estaba comprometida con la igualdad de género.
Los periódicos nacionales se hicieron eco de las denuncias, y Playz, si bien pidió disculpas, se defendió en un comunicado señalando que se había producido una descontextualización injusta de un vídeo por medio de un extracto torticero. Precisamente la viralización de clips sacados de contexto de los programas de GenPlayz le ha jugado en más de una ocasión una mala pasada a la plataforma, un arma de doble filo que, si bien les permite incrementar su impacto mediático, al mismo tiempo da una imagen distorsionada de un espacio por lo demás más rico. Martínez reconoce que desde el programa se tomó la determinación de gestionar mejor las redes sociales para así minimizar el estallido de estos accesos de ‘hate’ hacia algunos de los participantes en los debates.
Lenore, por su parte, entiende que la raíz de la controversia está en la corrección política, que «es incompatible con el humor negro». Añade que «las explicaciones dadas por Mateo en su comparecencia eran bastante incomprensibles, una jerigonza burocrático-woke rayana en lo dadaísta, cercana a una escena de Kafka o de Beckett». «Las autoinculpaciones de los juicios estalinistas debían de sonar parecido», ironiza.
Por último, Agustín Alonso no ve con malos ojos que los representantes políticos se hagan eco (aunque sea, a veces, de manera tergiversada o inexacta) de opiniones vertidas en los debates de GenPlayz, pues, para el coordinador, esto es signo de que el programa «tiene relevancia», que es justo a lo que aspiraban. De esta forma, Alonso no cree que se trate tanto de una incomprensión por parte de los políticos españoles hacia los contenidos de Playz, como de la circulación de una información inexacta en relación con la computación de contenidos de producción propia. «Hace falta un cambio completo en RTVE, una digitalización radical de la estructura», concluye, y confía en que la entrada del nuevo presidente de la corporación solucione este déficit.
“¿Tú dirías que Playz tiene ideología?”
Que los temas puestos sobre la mesa de Playz son de la más rabiosa actualidad y de la mayor trascendencia para los jóvenes es difícil de negar. La dificultad estriba, no obstante, en el discurso empleado por parte del canal joven de RTVE para aproximarse a esos problemas. ¿Es el perfil de los contertulios habituales de GenPlayz representativo de la juventud española en general?
Esta ha sido una de las constantes en la crítica al programa desde las redes: la generación zeta, la de «las dos crisis», está marcada biográficamente por la desorientación existencial, la transitoriedad habitacional y la precariedad laboral, pero en la respuesta dada a estos interrogantes existe un debate político y cultural que la cadena parece no tener del todo en cuenta. La parte editorializada del programa, como son las intervenciones de los presentadores y las cortinas de transición a cargo de Danelicious, GreyTrash o Mafer, poseen una línea discursiva más que clara. El enfoque desde el que se propone el debate está visiblemente enmarcado en la cosmovisión progresista que habitualmente encarna la neoizquierda de corte posmoderno que va camino de ser hoy hegemónica. Pero no hablaríamos tanto de las «guerras culturales» si todos los jóvenes comulgasen con el ideario de la progretura malasañera…
El sesgo ideológico se aprecia asimismo en el plantel de colaboradores más asiduos: los ya mencionados Ernesto Castro y Elizabeth Duval, la performer Samantha Hudson, el rapero Pedro LaDroga, la sexóloga Noemí Casquet o la youtuber Rocío Vidal, entre otros. Una de las voces discordantes que fueron invitadas a debatir, el miembro del Frente Obrero Fermín Turia, le preguntó directamente a la presentadora si creía que Playz tiene ideología, en referencia a un vídeo promocional en el que se identificaban los intereses de la Generación Z con el activismo político contestatario, el cambio climático, la sexualidad libre o la diversidad electiva de género. Hernand, titubeante, aseguró que no, pues en el espacio que hospeda «se deja hablar a todo el mundo».
Los jóvenes conservadores y la ranciedad
Francisco Alvarado fue un dominico y escritor español que recibió y asumió el sobrenombre del ‘Filósofo Rancio’ por su intransigente oposición a la revolución liberal del siglo XIX, así como a toda innovación intelectual importada de la Ilustración francesa. Cuando se cumplen más de 200 años de su muerte, quien escribe estas líneas recibió, como un sambenito deshonroso (que, sin embargo, uno abrazó sin mayor problema), un calificativo análogo por parte de la presentadora de GenPlayz. En efecto, en la presentación que me hizo en el programa en el que intervine en torno al poliamor, Hernand repitió en varias ocasiones que mis planteamientos le resultaban «un poco rancios», y deslizó veladamente que mi participación no habría sido prioritaria de haber sido ella la encargada de seleccionar los invitados al debate.
Este incidente podría parecer anecdótico, y sin embargo es ilustrativo de un fenómeno por el cual la programación de Playz es habitualmente objeto de vehementes críticas en redes, siendo acusados de ceñirse a una línea editorial poco neutral y a un perfil de contertulio muy concreto. No obstante, más recientemente parece haberse abierto el abanico de colaboradores, siendo invitadas figuras de corte más liberal o incluso conservador, como el editor Julio Llorente, el youtuber y tuitero Ivaningrado o un servidor. El subdirector de Playz admite que «ha habido programas en los que la pluralidad podría haber sido, sin duda, mayor», limitación que cree se está empezando a subsanar con un «esfuerzo sincero e insistente por representar una mayor diversidad en los invitados». Diego Martínez, que encarna él mismo un perfil más conservador que el que se representa habitualmente en GenPlayz, da fe de este esfuerzo consciente por parte del equipo de dar voz a opciones ideológicas más a la derecha. La celebérrima escritora Ana Iris Simón, que representa a una izquierda más tradicionalista y rural, ha estado también vinculada al equipo de contenidos de la cadena joven.
Un esfuerzo encomiable
Preguntado por si su papel había sido determinante a la hora de «abrir el abanico de colaboradores y procurar que más sensibilidades se viesen reflejadas en las mesas de debate», Martínez lo niega: «Esa decisión la tomó el equipo antes de que llegara, y yo me limité a proponer algunos perfiles que creía interesantes». Considera que se trató de una «decisión valiente del equipo no exenta de críticas por parte del fundamentalismo progresista, que en el fondo tiene grandes dificultades para aceptar la pluralidad de ideas». Añade que, pese a los cambios, para él es claro que el programa tiene «una línea editorial evidente». En una actitud algo más crítica, el exguionista del espacio considera que «todavía se puede seguir trabajando por atraer a un público más plural y heterogéneo».
Lenore coincide con estas impresiones, y resalta que no podemos olvidar la «presión que tiene ceñirse a las reglas de una corporación como RTVE». Señala nuevamente que «vivimos tiempos de corrección política, y es imposible que un programa como GenPlayz escape a eso. Es cierto que han abierto el abanico a opciones distintas a la dictadura progre y eso debemos celebrarlo». El crítico ve en esta apertura una «buena estrategia», dado que «a progres nunca van a ganarle a Buenismo Bien y ese tipo de productos de tribu política». Para Lenore, GenPlayz es un «paso de gigante» si lo comparamos con las tertulias juveniles «bobas» hospedadas por Jesús Vázquez en los 90. «Hay una voluntad sincera de hacer buenos programas», concluye.
Nos cabe esperar, pues, que este nuevo espacio de debate joven siga dando de qué hablar en el futuro.