Hace algo más de quince años nació el Gabinete de las Maravillas. Maravillada por esos Cabinets de Curiosités de antaño, repletos de obras de arte, cachivaches y antigüedades, Cristina Vázquez, artista sevillana, decidió montar el suyo propio. Abandonó entonces la bata blanca de restauradora −y con ella las ánforas romanas y Zurbaranes del Museo de Bellas Artes de Sevilla− para dedicarse a la creación. Por su gabinete pasaron primero vestidos y demás textiles; más tarde esculturas. La pandemia obligó a Cristina a reinventarse, y ella entonces apostó por volver a sus orígenes. Hoy este espacio misceláneo, donde cabe todo lo que pasa por sus manos –y por su corazón–, está protagonizado por acuarelas de playas, lienzos tremendos con oleajes y demás escenas donde nuestra felicidad es tan auténtica. «Las playas son las verdaderas maravillas de España», sentencia.
¿Cómo y por qué comenzó el Gabinete de las Maravillas?
El Gabinete de las Maravillas comenzó en el año 2006, cuando registré el dominio con el fin de crear un espacio que diera cabida a todo lo que pudiera crear. Durante más de diez años el Gabinete acogió diseños de ropa, que vendía a través de la web. Después del dichoso 2020, con la pandemia de protagonista, decidí volver a mis orígenes y comencé a pintar. Desde entonces me dedico a eso al 100%.
Centra sus esfuerzos en pintar maravillosas playas. ¿Se considera pintora del verano?
No lo había pensado, pero sí. Al fin y al cabo el verano es también una actitud. Cuando llega el invierno estamos casi todos más apagados, el ritmo es distinto… ¡Aunque lo cierto es que también pinto esquiadores!
¿Qué playas suele pintar?
Yo pinto playas sencillas, y situaciones en las que somos felices y no lo sabemos.
Hábleme de esto. ¿Es acaso retratista de la felicidad desconocida?
¡Qué bonitas palabras! No lo tengo muy claro, pero ojalá se vea así. Creo que en la playa somos felices y muchas veces lo ignoramos. Como decía antes, el verano tiene parte de actitud.
¿Qué recuerdos guarda en su retina de esas playas?
Sobre todo recuerdo mi infancia con mi familia. La sencillez de estar en familia en la arena, con una tortilla de patatas o filetes de pollo empanados. Y bañarme y jugar sin pensar en nada más. Eso es algo común en todas nuestras familias.
Por eso sus cuadros veraniegos triunfan tanto, porque en ellos aparecemos todos nosotros. ¿Qué tiene la playa que tanto nos gusta?
En la playa todos estamos felices. O al menos tenemos esa predisposición de felicidad. Estamos relajados y alegres. Somos felices. Por eso en mis cuadros yo busco transmitir esas sensaciones. De hecho, creo que necesitamos recuperar ese recuerdo en nuestro día a día.
Cambiando de tema. Algunas veces ha dicho que le gusta pintar rápido, enérgicamente. ¿Esta viveza está reñida con la dedicación?
Para nada. Esa viveza es fruto de una seguridad en el trazo, de técnica, de mucha práctica. No creo que pintar despacio signifique pintar mejor o con mayor dedicación. En todos mis cuadros hay un trabajo mental previo.
Fruto de ese trabajo previo e inmersos en una pandemia, usted decidió redoblar su apuesta por el color. ¿Qué tonos nos seducen mejor?
Bueno, está comprobado que el color azul nos aporta psicológicamente. Es una tonalidad que genera tranquilidad y confianza. En mis playas pinto mucho mar y cielo…
¿Y qué paleta de colores inspiran a la artista?
En mi caso, todos. Aunque prefiero evitar los negros, marrones y demás tonalidades oscuras. No creo que esa gama de colores logre transmitir adecuadamente lo que pretendo.
Parte de su éxito lo debe al escaparate de las redes sociales. ¿Queda aún hueco en las redes para la difusión de la cultura?
Por supuesto. Estoy convencida de ello. Las redes sociales son mi escaparate. Como yo no expongo en galerías, pues las redes son mi galería particular. Y la gente no sólo puede ver si cuadros, sino que además pueden comentar, transmitirme impresiones, etc. Yo estoy muy agradecida a la difusión a través de las redes sociales.
Internacionalmente también ha recibido numerosos encargos. ¿Aprecian mejor nuestras playas fuera de España?
No lo creo. En España apreciamos mucho nuestras playas. Y en general, los encargos que recibo de fuera de España son curiosamente de españoles que viven allí por diversos motivos. Cuando estamos fuera añoramos las maravillas de playas que tenemos aquí, y estoy muy agradecida con que mis cuadros puedan reflejar ese tesoro.
Un tesoro francamente económico. Usted reivindica que el arte debe ser accesible. ¿Puede vivir de lo que le apasiona?
Definitivamente. Yo vivo de lo que me apasiona. Por eso estoy absolutamente agradecida, porque soy muy consciente de la dificultad que implica para un artista.
Una última, a modo de curiosidad. Su obra me recuerda a la de mi pintor favorito: Juan Genovés. ¿Compartimos gusto por el pintor valenciano?
Sí. Compartimos gusto por el maestro Genovés.