El 22 de julio de 1936, el padre Eusebio, carmelita descalzo, fue asesinado por milicianos republicanos en Toledo. Un día antes, había puesto a salvo al Santísimo Sacramento y toda la comunidad había abandonado el convento buscando escondite en casas de familias católicas. Finalmente encontró refugio para sí mismo. Pero fue delatado. Se adelantó a los milicianos para no causar problemas a la familia que le había acogido y lo fusilaron en la esquina de la calle del Instituto. El resto de la comunidad corrió la misma suerte y en los sucesivos días mataron a 16 sacerdotes y estudiantes. El padre Eusebio tenía 48 años y antes de morir no sólo trató de poner a salvo a los suyos, sino que hizo lo propio con la ingente cantidad de documentos que había en el convento. A principios de ese mismo mes, y por medio del padre Evaristo, hizo llegar un baúl al domicilio de una familia de extranjeros muy querida y cercana a ambos religiosos. Estaba repleto de datos de terciarios de la Orden, libros de cuentas o de filiaciones de laicos. Es posible que también contuviera una copia de los manuscritos de San Juan de la Cruz.
Cuando los republicanos registraron el número 13 de la calle Airosas, uno de ellos llegó a apoyar su fusil sobre el mencionado baúl. En ese momento el pater familias hizo un voto interior: prometió a San Juan de la Cruz que si su familia y él se salvaban, traduciría su obra al inglés. Aquel hombre se llamaba Roy Campbell y en 1951 completó “recreando con extraordinaria sutileza la música de la obra original al inglés, trepando desde la aspiración al éxtasis como si el poema fuera suyo” (P. J. Kavanagh’s para The Guardian) la traducción de los poemas del místico español. El milagro había tenido lugar: el poeta zulú había universalizado, tras meses de “incandescente esfuerzo” según la versión de la esposa de Campbell, la poesía, experiencias místicas y total abandono al amor de Dios del santo carmelita. Dicha traducción ganó en 1952 el Foyle Prize de poesía, que le fue entregado por uno de sus mayores detractores, sir Stephen Spender. Años antes, Campbell había subido a un escenario en el que Spender daba un speech criticando a los soldados británicos y le había propinado una paliza.
Desde Durban hasta Altea, pasando por Oxford o la Provenza francesa
El 2 de octubre de 1901 nacía en Durban, Sudáfrica, el poeta Roy Campbell. Allí viviría hasta los 18 años, edad en la que se mudó a la ciudad de Oxford. Dos años más tarde, en uno de los acontecimientos que marcaría, sobre todo, su vida espiritual, se casó con Mary Garman, devota lectora de Santa Teresa de Ávila. El reciente matrimonio estableció su residencia en un ambiente rural en Gales. Rodeados de aire puro y naturaleza, Roy Campbell escribe The Flaming Terrapin, obra que le hace famoso. Allí, en una cuadra del principado, Campbell trae al mundo a Tess, su primera hija.
En 1924, regresan a Sudáfrica donde nacen Anna y dos obras más: The Serf y The Zulu Girl. Sin embargo, la familia acaba emigrando de nuevo; Campbell funda junto a dos escritores (Plomer y Van der Post), Whiplash, una revista satírica que critica el imperialismo y que en su tercer número deja de recibir financiación gubernamental. Las ideas de Campbell ya no son bien recibidas en el país africano y él no soporta la estrechez de miras y el provincialismo de la sociedad colonial que le hubiera obligado a una vida de ética puritana.
De vuelta a Inglaterra los Campbell sufren un episodio traumático en su matrimonio. Vita Sackville-West, amante de Virginia Woolf, que en ese momento es su casera, se enamora de Mary. Nada que no fuera habitual en el círculo de Bloomsbury. Roy perdona a Mary porque no podía vivir sin ella, porque comprende los estragos que causa en su matrimonio su manera de beber y por su naturaleza apasionada, vigorosa, fanfarrona y generosa. Algunos poemas contenidos en The Georgiad tratan de exorcizar ese choque afectivo.
La Provenza francesa es el siguiente destino de la familia. Allí Roy Campbell entra en contacto con la tauromaquia, la pesca, la vida al sol y la literatura espléndida; los volúmenes que publica entre los años 30 y 33 están llenos de color, toros, sonidos, acción, lírica, tormentas y… de Cristo.
Conversión al catolicismo
Heredero de la conversión del cardenal Newman, a la que prosiguen la de Chesterton o Sitwell, no es hasta que recalan en Altea, en 1935, cuando se produce la suya a la fe católica y su matrimonio por este rito con su esposa. Roy y Mary Campbell se convierten al catolicismo con la misma pasión, entrega y corazón con que hacen todo, por eso cuando llegan a Toledo la ciudad les cautiva. Aúna todo lo que anhelan y les compromete con España y la defensa de sus costumbres y valores. Defensa marcial y compromiso, ejemplaridad y entrega espiritual. Toledo produjo en Roy Campbell una embriaguez “mental y física”, según su biógrafo Joseph Pearce. Roy Campbell y el padre Evaristo –su confesor y mejor amigo– leen y discuten con pasión sobre misticismo, poesía y santos carmelitas. Cuando el clima prebélico en la ciudad se hace insostenible, Campbell se admira de cómo el fraile usa sin miedo su hábito para caminar por las calles, lo que excita su vigor y determinación y le hace sentir “seis pulgadas más alto para convertirme en su guardaespaldas”.
En 1936 publica Mithraic Emblems, que revela su repulsa a la nueva sociedad española y su apoyo a la vieja y heroica. La guerra obliga a su repentina salida de Toledo y Campbell, en 1939 tras la victoria de Franco, participa en la II Guerra Mundial uniéndose al ejército británico en el frente de África.
Oxford, 1944. El poeta está sentado en el pub Eagle and Child mientras, sin saberlo, es observado por un escritor que en esos momentos se halla inmerso en su gran obra. Su aspecto desgarbado, su gran envergadura y su nariz aguileña, con su atuendo civil pero pareciendo un militar derrotado, se le antoja el alter ego de uno de sus personajes. El escritor se apellidaba Tolkien e inmediatamente identificó a aquel hombretón demacrado con el misterioso Aragorn de El Señor de los Anillos.
Su último libro de poemas originales, Talking Bronco, ve la luz en 1946. Son poemas que basculan entre la pena y la furia. La traducción de San Juan de la Cruz le lleva a recobrar una gran popularidad, pero los críticos dicen que traduce porque “la musa” ha muerto. Campbell les llamaba la Brigada del Cuchillo y Tenedor.
Padece dolores de cadera, es diabético y bebe demasiado vino. En abril de 1957, tras asistir con fervor a la Semana Santa sevillana, el matrimonio Campbell sufre un accidente automovilístico en Setúbal (Portugal). Mary conducía y, tras un pinchazo, colisionaron contra un árbol. Roy muere, pero ella siente paz espiritual cuando se lo comunican. Mary Garman es el verdadero baluarte de los Campbell.
Un nuevo libro necesario
A principios de la década de los felices años 20 tiene lugar la irrupción de un joven poeta en los círculos literarios. Aun sin ser católico en aquella época, Roy Campbell confrontaba el misticismo español con la moda freudiana imperante en la intelectualidad europea, lo que le granjeó multitud de detractores, a los que combatió con sátira y desprecio. Por el contrario, tuvo grandes valedores en Dylan Thomas, T. S. Eliot, Wyndham Lewis y Evelyn Waugh que defendieron su lugar dentro de la literatura británica del siglo XX.
España salvó mi alma es el título de la conocida biografía de Roy Campbell a cargo de Joseph Pearce. Y en estos días se publica Roy Campbell: Marginación, exilio y conversión (SND Editores) escrita por Emilio Domínguez Díaz, doctor europeus en Humanidades, licenciado en Filología Inglesa y una de las personas que más sabe de Campbell en nuestro país. No en vano organiza, cuando las circunstancias lo permiten, simposios sobre la vida del poeta sudafricano en el Convento de los Carmelitas Descalzos de Toledo, y realizó su tesis doctoral sobre él.
Domínguez Díaz aclara por qué era necesario publicar este libro: “A Roy Campbell se le ha acusado de racismo, homofobia, misoginia, antisemitismo y fascismo simplemente por el hecho de ser conservador y despertar envidias. Es cierto que era radical en su modo de ser, en sus criterios y en sus ideas, pero hay que explicar que él quiso alistarse a la South African Infantry en la I Guerra Mundial porque estaban sus hermanos mayores en el frente (fue rechazado porque solo contaba con 15 años); en la Guerra Civil española (se presentó ante Merry del Val, jefe de Propaganda y Prensa del bando nacional en junio del 37), para defender las costumbres y valores tras su reciente conversión; y en la Segunda Guerra Mundial fue de los primeros en acudir al consulado para enrolarse en el ejército británico. Mientras otros escritores, que le habían acusado de fascismo, huían a los Estados Unidos. Luchó contra el comunismo en España y después contra el fascismo. En su pelotón en Kenia tuvo a judíos y también en el año 33, sentados a su mesa cuando pasaban necesidades, en su casa de Barcelona. Quien habla así de Roy Campbell, no le conoce”. Justicia poética o memoria histórica, como prefieran.
Emilio Domínguez Díaz promete publicar, en un plazo de dos años, la segunda parte de la biografía de uno de los personajes más desconocidos y apasionantes de nuestra historia reciente. Hasta entonces disfrutaremos en Roy Campbell: Marginación, exilio y conversión de la vida de película del poeta, desde su nacimiento hasta su salida de España en el 36 para poner a salvo a su familia.
Roy Campbell no encaja en el establishment social, literario ni político. Todo lo demás es ignorancia o etiquetas.