Mientras en España algunos tratan de derribar, desde las instituciones, la cruz más grande del país, del continente y de todo el orbe, el pueblo libanés ha estado construyendo, durante más de quince años consecutivos, el rosario más grande del mundo.
La tarea no ha debido de ser sencilla porque los rosarios, en el mundo cristiano, imagino que son incontables. Sería algo así como contar arcabuces en Lepanto, o mentiras en la hemeroteca del presidente. Una ardua tarea. Y si bien en Fátima colocaron hace años un rosario gigantesco, visible hasta hacerse evidente, en el norte del Líbano, entre las poblaciones de Deir El Ahmar y Beshouat, en la fronteriza región de Bekaa, se ha construido un rosario de algo más de 600 metros de distancia. Esto es, el rosario más grande del mundo. Ahí es nada.
Por resumir brevemente la genealogía de semejante obra, la construcción de este rosario se debe, en gran medida, a la inspiración de un joven libanés. Mientras trataba de peregrinar a Medjugore, famoso santuario mariano situado en Bosnia Herzegovina, el joven fue detenido por un error judicial. Así, desde la cárcel, pidió intercesión a la Virgen. Una vez liberado sintió que debía agradecérselo… ¡En forma de rosario gigante! Y comenzó a recaudar fondos para poder honrar a Nuestra Señora. En tan solo dos años, y gracias a la generosidad de la gente, pudo pagar la construcción. El proyecto, que es innegablemente manicomial, se explica además por dos motivos: el amor del pueblo libanés por la Virgen (todo el amor termina por ser auténtico cuando conoce la locura) y la necesidad de oración por la paz que el país acumula tristemente desde hace años.
Que el Rosario esté providencialmente ubicado, además, junto a la frontera libanesa con Siria, engrandece su sentido. Es aquella una zona con gran cantidad de cristianos, aunque estoy seguro que Jaume Vives les podrá contar más y mejor. Por mencionarlo brevemente, la diócesis de Baalbek, donde está el rosario, abarca casi un tercio del país. El terreno en el que se ha construido el gigantesco rosario, de hecho, pertenece a la orden libanesa maronita, que construyó en el norte del país un monasterio allá por 2006, perteneciente a la eparquía de Baalbeck-Deir El Ahmar. Y si bien el proyecto del rosario se planteó hace ya casi dos décadas, la obra comenzó oficialmente en 2008. Quince años después por fin está terminada.
A ustedes, lectores de Centinela, no tengo que contarles cómo se reza el rosario. Ahora bien, para entender el funcionamiento del santuario libanés explicaré escuetamente que el asunto mariano consiste en pasar bolitas con la mano. Un padrenuestro y diez avemarías. Un padrenuestro y diez avemarías. Así hasta cinco veces. ¿Cómo se puede rezar entonces en el rosario más grande del mundo? ¡Adentrándose en él! Porque la estructura –que recordemos tiene 600 metros de largo– está compuesta por las cincuenta y nueve cuentas del rosario en forma de cincuenta y nueve capillas. Y los peregrinos que acuden al lugar pueden recitar la oración mariana pasando por cada capilla, entrando, de seguido, en cada una de ellas. Así, con apenas cinco metros de largo y tres y medio de ancho, hay seis capillas correspondientes a los padrenuestros y nada menos que cincuenta y tres capillas correspondientes a los avemarías.
El itinerario por el gigantesco santuario termina bajo una gran «Cruz de la Resurrección», junto a la que han construido un imponente auditorio en el que tienen lugar las celebraciones religiosas y todas las demás. Justo debajo de la cruz han construido una pequeña capilla dedicada a la adoración al Santísimo Sacramento, el convento de los religiosos maronitas que atienden el lugar, una casa de espiritualidad con iglesia propia y otros edificios que pretenden dar servicio a los peregrinos. La del Santísimo y todas las demás capillas están iluminadas con detalle para que, cumpliendo el sueño del joven libanés, el rosario se pueda ver desde el cielo. Y desde la tierra, el Líbano lanza al mundo una plegaria a la Virgen. Si rosario –que viene del latín rosarium– hace referencia a la guirnalda de rosas que coronan a la Virgen, desde hace poco María cuenta con una enorme ofrenda floral. La ofrenda mariana más grande del mundo.