Hablábamos el otro día sobre el homeschooling como una opción educativa a considerar y quedó en el tintero responder a la pregunta que nace a quien tal vez le atraiga la idea: ¿en España se puede educar en casa? En pocas palabras, sí, se puede. Hay muchas familias que lo hacen. Veámoslo con mayor detalle.
Al contrario de lo que ocurre en otros países (Reino Unido, Irlanda, Francia, Portugal, Bélgica, Dinamarca, Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda…), en el nuestro no está reconocida legalmente de forma expresa la educación en casa. La Ley Orgánica de Educación establece que entre los seis y los dieciséis años es obligatoria la escolarización. Sin embargo, la Constitución reconoce la libertad de enseñanza (art. 27.1) y garantiza el derecho de los padres para que sus hijos reciban la formación de acuerdo con sus propias convicciones (art. 27.3). Además, se señala que las normas relativas a los derechos fundamentales se han de interpretar de conformidad con la Declaración de Derechos Humanos y acuerdos internacionales (art. 10.2), y estos subrayan el derecho de los padres en primera instancia a escoger el tipo de educación de sus hijos.
Regatear el entramado legal español
Así, se puede interpretar que el homeschooling entra dentro de esa libertad educativa. Es verdad, no obstante, que la ley educativa es la que es y, por lo tanto, es real la situación de inseguridad legal en España en este campo. Y, aún así, son muchos quienes objetan ante el cumplimiento de una ley que les parece injusta. ¿Y qué consecuencias tiene eso? En general, ninguna. En algunos casos en los que se ha sacado a los niños del sistema escolar y en otros en los que han intervenido Servicios Sociales (normalmente a partir de una denuncia), los padres se ven inmersos en una investigación en la que han de demostrar que sus hijos no están desatendidos ni desamparados y que su educación en casa no tiene que ver con el absentismo escolar. Lo habitual es que los Servicios Sociales remitan el informe a la Fiscalía de Menores que, a veces, aunque vean que no es una situación de desamparo, ante el vacío legal se ven sin apoyo jurídico para archivar la investigación. De este modo, los padres podrían ser imputados por delito de abandono y tendrían que ir a juicio a defender y demostrar que sus hijos sí están recibiendo educación. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Se podría perder la custodia de los hijos? ¿Hay pena de multa? No, en el peor de los casos, la familia es obligada a escolarizar a sus hijos. Pero la realidad es que la mayoría de las familias homeschoolers no pasan por ningún problema legal: ni son denunciadas ni llamadas por Servicios Sociales ni juzgadas. Es también un hecho que aquellas que son investigadas ven sus casos archivados, ya en fiscalía, ya en sede judicial.
Como es mejor prevenir que curar, es importante tener muy claro qué motivos han empujado a escoger personalmente esta opción educativa (una entre otras) y cuáles son sus ventajas. Es imprescindible conocer los argumentos para defenderse ante las posibles objeciones, así como la normativa que, aunque sea indirectamente, ampara esta modalidad. Y es recomendable llevar un registro de las actividades que lleva a cabo cada niño, así como un seguimiento de sus avances.
Al alcance de todos, pero con sacrificio
¿Cualquiera puede empezar a hacer homeschooling? Cualquiera que quiera y tenga ganas. Es decir, no se necesita ser maestro ni tener una formación específica para ello ni saber de todo. Hoy existen suficientes medios disponibles para dar a los niños la orientación necesaria, así como las herramientas para prepararse aquellos temas o conceptos menos conocidos por uno. Por otro lado, no hay que menospreciar la opción de las clases particulares en algún momento.
¿Es viable económicamente estando como están las cosas? Pues depende. Hay algunas familias que se organizan para trabajar a tiempo parcial padre y madre y poder dedicar ambos el resto del tiempo a la educación de los niños. Muchas optan por que sea uno solo quien trabaje fuera de casa, que normalmente es el padre. Que sea la madre quien se quede en el hogar es una consecuencia natural de la maternidad: es ella quien gesta, da a luz y por norma general quien cría. Después del tiempo de crianza, se suele enlazar con la etapa educativa. Y, si llegan más hijos, se sigue enlazando una cosa con la otra.
Es un mito creer que para hacer homeschooling es necesario un nivel adquisitivo alto. En casi todos los casos, abrazar este modelo conlleva un cambio de estilo de vida a uno más sencillo y a prescindir de muchos de los lujos que a menudo creemos necesarios y no lo son (restaurantes, tanta ropa, viajes, aparatos tecnológicos…). A pesar de que supone contar con una fuente de ingresos menos, tampoco puede perderse de vista que hay algunos gastos menores respecto al colegio. Partiendo de que se compare con el colegio público: los libros de texto, que hay que comprar para niño cada septiembre sin la posibilidad de heredar ni guardar para el futuro, el material exclusivo para cada uno (diccionario, compás, calculadora…), el transporte de ir y venir, las excursiones, el servicio de comedor, etc. Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que es más fácil gestionar la economía familiar según las posibilidades propias. La educación en casa se adapta a cada hogar también en el ámbito económico.
Complementario al sistema convencional
Otro tema que suele preocupar a los padres que tantean educar en casa son las titulaciones. Mientras no haya regularidad legal, hay formas de conseguir los títulos de educación secundaria, así como maneras de acceder a la universidad. Veamos algunos. Es posible matricularse en tercero o cuarto de ESO y obtener la titulación al completarlo; presentarse a las pruebas libres a partir de los dieciocho años (o dieciséis con contrato de trabajo); acceder a los Ciclos Formativos de Formación Profesional de Grado Medio a los diecisiete años o de Grado Superior a los diecinueve. Para la universidad, pueden realizarse las pruebas de acceso para mayores de veinticinco años o acceder directamente mediante la matriculación en la Open University o en universidades presenciales británicas o norteamericanas.
Son muchos y variados los motivos que llevan a unos padres a decidir que sus hijos no vayan al colegio para proporcionarles la educación en casa. Y son muchas y variadas las maneras de hacerlo: se trata de encontrar, de adaptar aquello que mejor funcione a cada familia, a sus características, ideales y circunstancias. El homeschooling no es para todos ni es necesariamente la única opción buena, pero sí es una opción viable y con suficientes ventajas para ser considerada en serio.