No son una empresa ni mucho menos un sindicato. No es una asociación ni una plataforma. El sustrato que comparte este colectivo de pequeños artesanos franceses es el amor por la belleza manual. Contrarios a lo prefabricado–«porque carece de alma»– ‘Los Prohibidos’ llevan cinco años reivindicando la artesanía local. Con más de noventa artesanos agrupados por este inactual espíritu, aseguran que «la belleza salvará Francia». Convencidos de ello, han dirigido su mirada hacia las virtudes del pasado: ‘Los prohibidos’ están seguros que eso salvará el futuro.
¿Por qué el nombre Los Prohibidos?
Es un guiño al hecho de que, en Francia, cualquier artista o artesano que base su trabajo creativo en las raíces y la tradición francesas (nuestra historia, cultura, religión, etc.) es invisible y no recibe ninguna cobertura mediática en la hegemonía artística actual. Nosotros queremos cambiar esta situación. Creamos en Francia, por Francia y para ella.
¿Cuál es el valor de la artesanía en un mundo de producción en masa?
La artesanía es esencial porque reconecta al artista y al artesano con la creación original de su obra. La artesanía logra que las creaciones sean únicas, y eso hace que el trabajo del artesano sea mucho más valioso que la producción en serie. La artesanía es una vuelta a lo esencial, una vuelta al sentido original del arte.
¿Por qué ya no se crea con las manos?
Creo que por falta de tiempo. La paciencia es una virtud del pasado… Por otro lado, también hay una necesidad de rendimiento económico en todo, que inevitablemente lleva a un cálculo erróneo sobre la creación con las propias manos. Y por último creo también que existe un rechazo al fracaso y a la imperfección: hoy en día, con las máquinas, todo está calibrado para producir obras perfectas sin el más mínimo error y, por tanto, sin el más mínimo toque de alma.
¿La globalización perjudica al arte? ¿Son compatibles?
Tiene que haber un término medio, difícil de encontrar hoy en día. Compartir tu obra artística con todo el mundo es bueno, pero uniformizarla borrando su origen geográfico o cultural es malo. Y eso es lo que tiende a hacer la globalización en cualquier ámbito.
¿Por qué es importante defender lo local?
Porque lo local es el ámbito donde crean los artistas y los artesanos. Es su esencia y lo que da a sus obras su color olfativo, un carácter especial. Una creación artística no viene de la nada, y al defender los productos locales, estamos ayudando a salvaguardar las raíces del arte. Además, defendemos a los artistas y artesanos de nuestro territorio y, por tanto, reivindicamos nuestro lugar de vida, nuestras tradiciones y nuestra cultura.
¿Cómo puede un pequeño artesano luchar por lo que es bueno, verdadero y bello?
No renegando de sí mismo, no olvidando el trabajo artístico de sus antepasados y, por tanto, remitiéndose a un pasado que ha sido y será: siendo el hilo rojo que continúa todo.
¿Cuál es la línea roja del arte? ¿Dónde se pasa de la artesanía a la producción? He visto que entre sus artistas hay herreros, fotógrafos, cuchilleros…
La línea roja del arte es muy subjetiva, pero en «Los Prohibidos» está en la desnudez extrema y vulgar, así como en un revisionismo que no tiene cabida entre nosotros. El revisionismo es contrario al arte. Por eso tenemos cuchilleros y herreros, sí.
¿Por qué el arte nos hace más humanos?
Porque nos hace sentir emociones.