El retrato amable de la Inglaterra eduardiana que enmarca Mary Poppins, una de las películas que más veíamos de pequeños, despierta cierta añoranza por una época que ya se fue en la que la belleza, el orden, los buenos modales y el lenguaje pulcro eran parte de la vida ordinaria de la clase medio alta. Aunque aquí no he venido a hablar de Walt Disney ni de nostalgias, sino de un resquicio de esa cultura británica que todavía existe hoy.
En la histórica ciudad de Bath, al suroeste de Inglaterra, está el actual Norland College, donde sus estudiantes siguen un exigente plan de estudios que las convierte en profesionales excepcionales para trabajar como niñeras.
¿Una carrera universitaria para ser niñera? Sí, pero no para ser una niñera cualquiera. Las Norland Nannies tienen un gran prestigio internacional y se consideran lo mejor de lo mejor en el cuidado de niños. Pese a que contratarlas no es para nada económico, el nivel inigualable que brindan hace al parecer justo el precio.
En las mejores manos
Norland, el primer centro educativo para el cuidado de niños, se funda en el año 1892 por Emily Ward. El principal motivo que la lleva a crearlo es darse cuenta de que los más pequeños a menudo se dejaban en manos de las sirvientas, sin ninguna formación ni tiempo suficiente, y se descuidaba así la primera etapa de la infancia. Ward creía necesario un cuidado más estructurado, centrado en el niño y su desarrollo, y siempre envuelto en cariño. Para ello, se apoyó en los principios fundacionales del pedagogo alemán Fröbel, creador del sistema “Kindergarden”.
El impoluto uniforme marrón, con sombrero de fieltro, americana de tweed y guantes blancos se ha convertido en un distintivo símbolo de la escuela. Se espera que las estudiantes lo lleven con orgullo, cuidado y respeto, tanto durante los cursos universitarios como cuando empiezan a trabajar.
Una formación multidisciplinar
Los tres años que dura el grado cubren desde cocina y nutrición, pasando por costura y peluquería, cursos de teatro y primeros auxilios, hasta asignaturas sobre neurociencia y psicología infantil. En Norland, las estudiantes aprenden también a conducir en condiciones adversas por si tuvieran que mantener a los niños a salvo de los paparazzi o de posibles peligros, así como autodefensa y artes marciales. No son guardaespaldas ni las entrenan para ser pseudojamesbonds: simplemente las preparan para saber cómo actuar en supuestos escenarios extremos que podrían darse cuando se trata de familias adineradas o de alto nivel.
Al contrario de lo que podría uno pensar, Norland College ha experimentado, aunque sigue siendo un lugar exclusivo, un crecimiento significativo en los últimos años motivado en parte por la ampliación del sistema de becas que permite una mayor diversidad de acceso. De cualquier forma, pagar la matrícula para acceder a Norland se ve recompensado por los sueldos a los que suelen acceder sus alumni (un salario promedio de 1500 libras semanales) y la gran demanda (la agencia interna de la universidad recibe unas seis solicitudes de empleo por cada graduada).
¿Nuevos Norland Mannies?
No se preocupe nadie por discriminaciones de género. Norland College sigue siendo mayoritariamente femenino, pero desde el 2015 aceptan también estudiantes varones y hay un porcentaje creciente de familias que prefiere un niñero a una niñera.
Una última curiosidad: la Norland Nanny de los duques de Cambridge (lleva con ellos desde que el príncipe George era bebé) es una mujer española, de Palencia, que aterrizó en Inglaterra hace más de dos décadas para aprender inglés. ¡Supercalifragilisticoespialidoso!