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«Aquel que dijo que “más vale tener suerte que talento” conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte; asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control. En un partido, hay momentos en los que la pelota golpea el borde de la red y, durante una fracción de segundo, puede seguir hacia delante o caer hacia atrás. Con un poco de suerte, sigue hacia adelante y ganas. O, no lo hace, y pierdes». Inicio de Match Point.

Sin siquiera abrirlo, hay algo en este libro que empuja a quien lo tiene entre manos a querer quedárselo, a abrirlo con respeto y, al mismo tiempo, con curiosidad. Si se ve junto a varios de la misma editorial, se palpa aún más la calidad y, sobre todo, la armonía. Todos, de las mismas dimensiones, tapa dura de tela de color poco estridente, una portada sencilla y elegante, desprovista de excesos. Así son los libros de Notting Hill Editions, una editorial británica familiar fundada en 2011 y especializada en ensayo, clásico y actual.

¿Empezar en el 2011 una editorial? ¿Una editorial dedicada exclusivamente al ensayo? ¿Apostar por la tapa dura, la encuadernación de tela, el diseño cuidado? Arriesgado. ¿Hacerlo a los ochenta años? Raro, quizá. ¿Asistir al crecimiento y al éxito frente a quienes miraban escépticos el proyecto inicial? Sin duda, un final dulce para Tom Kremer, su fundador.

¿Por qué la fundó? Porque cuando se puso a escribir, se dio cuenta de que él era un ‘ensayista’ y de que, por otro lado, ya no existía ninguna editorial que publicara ensayos en serio. Con esa idea, con ese marco, sin pensar demasiado en cómos ni más porqués, se puso a ello. Y le salió bien.

Una historia de esfuerzo y determinación

Tal vez, experimentara una sensación similar a cuando de joven señaló el potencial del “Cubo mágico”, inventado unos años antes por el húngaro Ernő Rubik, que estaba expuesto discretamente en uno de los puestos de la feria del juguete en Nuremberg (1979). Kremer compró, rodeado de ojos incrédulos, la licencia y la vendió a una empresa de juguetes. El cubo Rubik es considerado hoy el juguete más vendido del mundo.

Puede que lo vivido antes de iniciar su carrera como diseñador e inventor de juegos y juguetes influyera notablemente en su carácter vigoroso, su carisma y su determinación por el éxito.

Judío húngaro, Tom Kremer nació en Transilvania en 1930. Siendo él todavía niño, le mandaron con su familia al campo de concentración de Belsen. Logró huir a Suiza y fue luego a Jordania y a Tel Aviv. Luchó por la independencia de Israel en la guerra árabe-israelí de 1948. Después, decidió estudiar Ciencias, Matemáticas, Filosofía y Literatura Inglesa en Johannesburgo, cerca de donde habían inmigrado sus padres. Como quería escribir en inglés, consideró que tenía que hacer de Reino Unido su casa. Estudió Filosofía en la Universidad de Edimburgo, donde conoció a su futura mujer. Pasó una época investigando en la Sorbona. Más adelante, se mudaron juntos a Londres con muy poco dinero. Tom obtuvo la nacionalidad británica. Su primer trabajo en la capital fue como de entrenador de fútbol y más adelante como profesor de necesidades especiales. En poco tiempo, formó con gran acogida una liga de fútbol. El resultado de idear juegos educativos en ese contexto resultó el disparo de salida de su carrera como diseñador de juegos y juguetes. Llegó el éxito, llegaron otras empresas, y a sus ochenta años fundó Notting Hill Editions. Tom Kremer murió en 2017 a la edad de ochenta y siete años.

Al conocer su recorrido, sale casi natural señalar su espíritu de superación, su trabajo incansable y su esfuerzo desde muy pequeño. Él, sin embargo, parecía quitarse méritos cuando explicaba que, al contemplar su vida, era difícil no ver la influencia de un ángel sentado sobre su hombro. El ángel de la suerte.