En esta España que deambula culturalmente sobre un páramo inhóspito y estéril, seis amigos «de orden» han instaurado una tradición cuasi sagrada. Los domingos ya no son sólo de misa y fútbol. A las siete de la tarde lo son también de cerveza, aunque sirva únicamente como pretexto para charlar. Hace tiempo que los Ignotos le vieron las costuras al insípido zeitgeist. Acodados sobre la barra del bar brindan mientras se desgarra.
Para los lectores de Centinela que no os conozcan, y lamentando no poder presentaros como acostumbráis cerveza mediante, ¿cómo explicaríais qué es Terra Ignota?
Terra Ignota es una charla de bar entre amigos. Se habla de lo divino y lo humano, de lo político y lo cultural. Un grupo de amigos que charla en el bar los domingos por la tarde, tal y como se lleva haciendo en España desde antes de ser España. Aquí no se viene a discutir ni a debatir; se viene a charlar con amigos.
Jorge “Jürgen”, Javi, “Getro”, Pepe, “Muela” y “Pirata”. Os une el ser “gente de orden”, como dice Javi. Pero ¿en qué os diferenciáis de vuestros coetáneos españoles? ¿Es una época incómoda para “gente de orden” y, además, joven?
Por desgracia para todos, ser gente de orden no está a la orden del día. No hace falta ser gente de orden para ver que la sociedad está enferma: unos dirán que está enferma por esto y otros dirán que está enferma por aquello; nosotros creemos que está enferma porque se han perdido los valores, se ha perdido la cultura, se han perdido las ganas de reflexionar y se ha perdido el sentido común. En ese contexto, tratamos de diferenciarnos resucitando esos valores, esa tradición que nos quieren vender como perversa y anticuada. Es una época incómoda para gente de orden y, además, joven. Aunque no todos son tan jóvenes: Pirata es el abuelo, Getro el padre, y los otros cuatro los hijos revoltosos. Imagínate el percal de casa (risas). Es incómodo, fundamentalmente porque, aunque la opinión pública (prensa escrita, telediarios, políticos, manifestantes) está llena de autodenominados “demócratas”, no son más que seguidores de la tiranía de la opinión única: hay un especial interés en dominar “la verdad”. En una época que debería definirse por ser diferente, dada la ingente cantidad de información que hay al alcance de la mano y de los miles de canales por donde fluye esa información, se nos quiere convencer de la importancia de estar de acuerdo con los poderes fácticos. Nosotros pensamos radicalmente distinto.
Queremos diferenciarnos porque los domingos por la tarde dedicamos un rato a estar con los amigos; a compartir opiniones diferentes sin considerarnos enemigos; a tratar de encontrar el camino, como también hemos dicho otras veces, hacia el Bien, la Verdad y la Belleza.
Como “dispositivo cultural” (Extremo Centro dixit), ¿qué pretende ofrecer Terra Ignota?
Terra Ignota pretende ser lo que hemos hablado en numerosas ocasiones en nuestras tertulias, un concepto que hemos puesto de ejemplo a menudo: algo parecido a la opción benedictina. Quiere ofrecer «la construcción de nuevas formas de comunidad dentro de las cuales pudiera continuar la vida moral, de tal modo que moralidad y civilidad sobrevivan a las épocas de barbarie y oscuridad que se avecinan». Todo ello sin perder la alegría, valorando la amistad como concepto clave en la convivencia y en la sociedad, y tratando de remover las conciencias para así lograr que la gente reflexione con nosotros.
Charlamos de muchos temas: historia, religión, filosofía, política, supervivencia… de lo que creemos importante y de lo que nos gusta. Nos enorgullecemos de compartir valores, pero no necesariamente opiniones; de ahí que siempre charlemos acompañados de cerveza y reivindiquemos, como en la tele antigua, el fumar en cámara… Porque el humo será malo para la salud, pero es cojonudo para la charla distendida.
Terra Ignota es esencialmente un lugar de debate. Por vuestros episodios han pasado invitados de toda monta. ¿Qué valoración hacéis del debate sociocultural en España?
Realmente no nos gusta la palabra “debate”; es más bien una charla tabernaria. En general, lo primero que se hace tras un debate es dirimir quién ha ganado o quién ha perdido; en Terra Ignota no pierde nadie, y ganamos todos.
El debate sociocultural está muerto. La valoración es que se firmó su defunción hace años, y yace enterrada bajo metros de estiércol: lo políticamente correcto. En cambio, ni somos los primeros ni somos los mejores; por ello nos esforzamos en compartir la Terra Ignota, como bien dices, con invitados de todo tipo. Eso ha enriquecido enormemente el podcast, y ha dado lugar a tertulias tan diferentes como “Armenia, enclave de Occidente”, “Salud mental y suicidio, de puentes y ríos”, o “¿En el centro? de la trinchera”.
Probablemente se pueda unir esta respuesta con la pregunta anterior: al dar por muerto el debate sociocultural, hemos encontrado el canal adecuado para ofrecer un punto de vista rebelde, contrario a lo políticamente correcto, donde se respira buen rollo y se comparten charlas con los amigos: en el fondo no es nada nuevo, pero nos están queriendo arrebatar hasta el intercambio de opiniones entre amigos y no les vamos a dejar.
Tenéis una presencia muy activa en Twitter. Ahí habéis hecho buenos amigos y habéis ampliado la orilla del margen derecho. ¿Qué es Twitter para Terra Ignota?
Twitter es, a día de hoy, la familia ignota. Es la herramienta, obviando YouTube, que nos ha acercado a las personas y a la familia que se ha ido formando alrededor del podcast. Siempre hemos dicho que lo más importante de «Terra Ignota no son los Ignotos sino los Ignoteros», todas aquellas personas que invierten su tiempo en escucharnos. Twitter nos ha acercado a muchísimas personas que se han ido sumando al proyecto poco a poco, y que han generado lo que más nos enorgullece: amistad.
Por otra parte, Twitter es un escaparate y, como tal, nos hace exponernos también a lo malo, o a los malos, a los que pretenden cancelarnos porque no les gusta lo que hacemos. Pero a estas alturas, como comprenderán los que estén leyendo Centinela, que un grupo más o menos organizado de infelices nos tenga en su mirilla no nos da ningún miedo. Terra Ignota es alegría.
Más de 120 episodios a vuestras espaldas. Os reunís los domingos por la tarde, en vuestro tiempo libre. ¿Para qué crear cultura a pérdidas?
Si de verdad creas cultura, nunca es a pérdidas. En este tiempo en el que parece que todo es un derecho, pero nadie se responsabiliza de nada, sería conveniente reflexionar sobre lo importante que es la cultura, la historia, los valores: ¿Qué nos hace ser quienes somos? ¿Por qué somos como somos? ¿Qué nos une, nos separa, nos refleja o nos diferencia? Reunirse alrededor de la mesa de un bar y tratar de reflexionar —y hacer reflexionar— sobre todas estas cosas no se hace a pérdidas. Hemos conocido a tanta gente y hemos recibido tanto cariño de tantas personas que, si dijéramos que creamos cultura a pérdidas, más de uno tendría derecho a ahorcarnos. Además, como siempre dice Jürgen, somos como un grupo de rock que disfruta realmente no porque le jaleen y canten sus canciones, sino porque hacemos lo que nos gusta y con buena compañía. Parece mentira que la fórmula sea tan vieja y tan sencilla, pero así es.
Pero no queremos que penséis que nos escaqueamos de contestar, así que… ¿Por qué crear cultura —aun cuando fuera— a pérdidas? Porque tenemos una deuda. Hemos tenido grandes referentes —padres, hermanos o profesores.— que nos transmitieron cultura y tradición y creemos que es un deber seguir la cadena. Primero a nuestros más cercanos, claro. Pero, si internet nos permite hacerlo así, cómo desaprovecharlo.
Produjisteis un documental contrahegemónico sobre el 11-M, vuestro hito principal de 2022. España es un país para escarbar en archivos y documentos olvidados. ¿Algún hito en mente para el 2023?
Se vienen cositas, sí. Pero, del mismo modo que con el 11M, lo bueno se hace esperar, y la comida más sabrosa se cocina a fuego lento. Estamos trabajando en algunos proyectos pero, como hablábamos anteriormente, tenemos que conjugar las ganas de hacer muchas cosas con nuestras vidas personales y profesionales; dedicarle el tiempo y la energía adecuadas. Habrá que suscribirse y darle al laik y a la campanita para no perderse nada.