Diciembre de 1941, Helsinki. El encargado de Negocios de España, Agustín de Foxá, entra en un bar a refugiarse del frío. En el último mes se han alcanzado los veinte grados bajo cero, el mar se ha helado. Ha «visto el cadáver inmóvil de las olas macizas, verdes de vidrio de botella, con grietas, nevadas», escribe para ABC desde un país invadido por los soviéticos, que planta una resistencia heroica entre infinitos bosques blancos y lagos congelados.
En el bar, lleno de soldados que vuelven del frente, muchos mutilados en anteriores ofensivas enemigas, el diplomático se encuentra a Von Haartman: «el valiente capitán, once veces herido, que hizo la guerra de España. Le acaban de operar el ojo, herido de metralla en la guerra de invierno de 1940, con sus snaps, el rudo alcohol contra el frío, brinda con el grupo de oficiales, por Franco».
Seguramente Foxá lo había conocido en Salamanca durante la guerra civil, cuando él escribía, sobre las mesas del café Novelty, Madrid de Corte a Cheka, y Von Haartman proclamaba su anticomunismo en el New York Times. Ahora peleaba en su país de origen y, según Curzio Malaparte, que lo cita en su celebérrima Kaputt, parecía un hombre cortés y autoritario, «al que le gusta que le obedezcan con humildad».
Pero, ¿quién era este finés que saltaba de guerra en guerra y que era conocido hasta en los Estados Unidos? Un militar capaz de conectar a través de su biografía al mismísimo Franco con el magnate hollywoodiense Howard Hughes.
Hijo de un mundo en extinción
Carl Von Haartman fue un noble finlandés nacido en Helsinki en 1897, cuando su país aún pertenecía al imperio de los zares. Miembro de una familia de habla sueca, en la que era conocido cariñosamente como “Goggi”, estaba predestinado a ocuparse de las tierras familiares cuando estalló la guerra de independencia de 1917. Lucharía del lado de los «blancos» bajo el mando del general Mannerheim, enfrentándose a los fineses apoyados por los bolcheviques. La brutalidad del conflicto, y la pérdida de varios familiares, provocó en él un intenso anticomunismo que lo acompañará toda su vida, hasta el punto de que algunas fuentes lo sitúan en Hungría durante la revuelta de 1956 contra el Pacto de Varsovia.
Tras el conflicto continuó la carrera militar en el regimiento de dragones de Nyland y en la recién creada fuerza aérea finlandesa, para completar su formación militar en la prestigiosa Escuela de Pilotos de Libau, en Letonia, donde obtuvo el título de piloto de combate, y en la Escuela de Caballería de Pinerolo, en Italia. En 1919 ingresó en la nueva Academia de Oficiales de Finlandia. En 1921, como capitán, es enviado a Italia como parte de la misión diplomática de su país.
Haciendo de sí mismo en Hollywood
En Roma llevó una vida disoluta y mundana. Entregado a la dolce vita, escribió que llegó a conocer al mismísimo Papa. Reclamado en su país, un intento de suicidio frustrado, y una apuesta que lo llevó a subir las escalinatas de la catedral de Helsinki a caballo, acabaron con su carrera militar. Su vida sin freno provocó su licenciamiento sin honores y la retirada de la asignación económica familiar.
Puso rumbo entonces a los Estados Unidos. Tras sobrevivir en múltiples oficios, en Hollywood acabará encontrando trabajo como asesor militar para películas de guerra, lo que le llevaría a la postre a convertirse en actor. En 1927 es contratado por la Paramount para interpretar el papel de un oficial alemán durante la I Guerra Mundial en la producción titulada Wings, donde actúa un jovencísimo Gary Cooper. Tras su debut, Haartman es contratado por la Fox para el papel de chofer en una comedieta titulada Very Confidencial (1927), de Von Stroheim, posteriormente llegaría su papel más importante en el film The Awakanening (1928), de Victor Fleming, en la que daba vida al teniente Franz Geyer.
En 1929 regresa a su país como actor, guionista y director de diversos films, entre ellos Kajastus (1930), donde figuraba entre el reparto la joven actriz Elsa Segerberg, que se casará con Haartman poco después. En 1930 vuelve a Hollywood para rodar Hell´s Angels, una producción del mítico Howard Hughes que será su canto de cisne en la industria cinematográfica.
Salamanca, cuartel general
En 1935 fallece su padre, heredando una pequeña fortuna. Mientras el nazismo asciende en Alemania, en Finlandia Von Haartman se enrola en diversos proyectos políticos de corte similar. Su pasión por la guerra, y el aburrimiento de la vida familiar, le lleva a viajar a España para unirse a los sublevados. Sin saber español, el 8 de septiembre de 1936 consigue entablar contacto con varios falangistas que le facilitan una entrevista con Manuel Hedilla, jefe de la Falange en ausencia de José Antonio, encarcelado en Alicante.
Se convierte entonces en instructor de la I Centuria Catalana Virgen de Montserrat, con la que luchó en Las Merindades. Herido dos veces, acabó renunciando a la fe luterana, haciéndose católico movido por el ejemplo de los hombres a sus órdenes. En 1937 es nombrado director de la Academia de la Falange de Pedro Llen, cerca de Salamanca, una institución que pretendía formar militarmente a los cuadros dirigentes del partido.
El 16 de abril de 1937, un grupo de falangistas madrileños llega a Salamanca y depone a Manuel Hedilla, que ordena al jefe de los falangistas salmantinos que contraataque y tome por la fuerza la Junta de Mando. Para ello, piden la participación de los alumnos de la academia de Von Haartman, que acaban recuperando el control de la sede de la organización. Al día siguiente Hedilla es nombrado jefe de la Falange por el Consejo Nacional, siendo recibido por Franco en el cuartel general, que lo abraza en el balcón.
Dos días después Franco firma el Decreto de Unificación, mediante el que se crea un partido único bajo su mando, obligando a falangistas y carlistas a fusionarse con el resto de fuerzas políticas de derechas. Hedilla fue detenido y sentenciado a muerte, pena que luego se conmutará, y Von Haartman, testigo de excepción de esta lucha de poder, es detenido y recluido hasta junio en el Gran Hotel, cuando Von Faupel, el embajador alemán, conseguirá su liberación.
Lucharía posteriormente en los frentes de Levante, Teruel, Peñarroya y Asturias, sufriendo diversas heridas y obteniendo doce medallas. Tras la guerra española regresará a Finlandia para combatir a la URSS al mando del Regimiento de Cazadores nº 24, tanto en la Guerra de Invierno como en la de Continuación, durante la II Guerra Mundial, donde coincidiría con los mencionados Foxá y Malaparte.
Ascendido a coronel en 1942, Von Haartman es enviado a Madrid como agregado militar, donde se casará por segunda vez con la condesa Marie Eugénie Zichy Pallavicini, funcionaria de la embajada húngara. Murió en 1980 en Málaga, donde acabó por aposentarse junto a su familia.