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«Yo sueño con un México que le permita a Dios ser el centro de nuestra nación, yo sueño con el día en que ningún migrante tenga que irse de nuestro país por necesidad y falta de oportunidades, yo sueño con un país donde reconozcamos que todos somos iguales en dignidad y se respeta la vida desde la concepción hasta la muerte natural». El autor de estas basadas declaraciones no es otro que el conocido actor y productor cinematográfico Eduardo Verástegui, que presentó hace unos días su registro en el Instituto Nacional Electoral para inscribirse como candidato independiente a la Presidencia de México.

Un artista (y político) sin complejos

El movimiento del intérprete nacido en el estado de Tamaulipas representa un salto cualitativo en una carrera profesional íntimamente comprometida con los valores conservadores y, en concreto, católicos. En efecto, Verástegui es uno de esos artistas que no tiene complejos en poner su oficio al servicio de una causa. Ya sea en calidad de actor o de productor, el próximo candidato electoral ha sido responsable, entre otras, de películas como Bella (2006), una cinta provida sobre el aborto y la adopción; Cristiada (2012), un retrato de la revolución de los cristeros en México; Hijo de Dios (2014), un filme sobre Jesús de Nazaret; Unplanned (2019), sobre la conversión de Abby Johnson, la directora de una clínica de Planned Parenthood que se hizo activista provida; o Sound of freedom (2023), que denuncia las redes mundiales de tráfico de menores. Para su siguiente reto se encuentra trabajando de la mano de Angel Studios, la productora responsable de The Chosen, en Cabrini, una película sobre Santa Francisca Javier Cabrini, una monja de origen italiano que protagonizó una gran actividad social y que se convirtió en la primera ciudadana estadounidense en ser canonizada por la Iglesia Católica.

Ni que decir tiene que semejante currículum le ha granjeado el esperado rosario de epítetos por parte de los grandes medios de comunicación: ultraconservador, ultracatólico, representante de la extrema derecha… dejo que ustedes completen la lista.

Además, Verástegui ha ganado un buen dinero por el camino, cosa de la que francamente nos alegramos. Bella recaudó 9 millones de dólares más de los que costó; Unplanned tuvo un superávit de 15 millones; e Hijo de Dios, un beneficio de 48 millones. Aunque sin duda la película que con la que ha hecho saltar la banca es la más reciente, Sound of freedom: apenas tuvo un presupuesto de 15 millones de dólares y de momento va por los 190 de taquilla (en España se estrena el próximo 11 de octubre).

Actividad social y política

Pero el activismo de Verástegui no se ha limitado a la gran pantalla. El actor ha puesto en marcha varias iniciativas de carácter social como el Manto de Guadalupe, una ONG dedicada a combatir la pobreza, al reparto de alimentos y medicinas y a la construcción de viviendas para población vulnerable. La organización llegó al punto de fundar un centro médico en Los Ángeles especializado en la atención a mujeres embarazadas.

Además, tal y como contó en su día Antonio O’Mullony, Verástegui también impulsó la llegada a México de la CPAC (Conferencia de Acción Política Conservadora), una convención con gran raigambre en Estados Unidos y que se celebró por primera vez en el país azteca en 2022.

Con estas credenciales llega Eduardo Verástegui a la política. Ahora, se enfrenta al reto de derrotar a Morena, el partido del presidente López Obrador, pero también al PAN, la clásica formación de la democracia cristiana mexicana. El cineasta no tiene dudas en afirmar que el PAN «ha muerto» y lo considera ya parte del «supremacismo progresista». Sólo el tiempo dirá si su apuesta es un brindis al sol o este cristero puede dar la batalla.